En los últimos días se celebraron las formalidades para confirmar a Marko Cortés como presidente del Partido Acción Nacional (PAN) por un periodo adicional, hasta 2024. Juró el cargo en un contexto de división interna y escasa legitimidad del partido frente la ciudadanía.

Es difícil suponer que su segundo periodo podría ser exitoso, juzgando por su desempeño en el primero, aunque tiene tres años para enmendar el rumbo. Analizamos los tres ámbitos sobre los que Marko Cortés tendría que trabajar para que el PAN sea una alternativa política viable.

Visión de futuro. Al igual que el resto de los partidos de oposición, la oferta del PAN se ha limitado a “oponerse a López Obrador” y asegurar que son distintos a Morena. Eso está bien (considerando los resultados lamentables del gobierno en turno), pero su identidad se agota ahí. No tienen una propuesta de desarrollo para México. ¿Cómo ven al país en el corto, mediano y largo plazo? ¿Cuáles son propuestas para atender los problemas nacionales más apremiantes, como la seguridad, y cómo prepararán a México para los retos del futuro? Si no conocemos las respuestas a estas preguntas, seguramente es porque ellos tampoco las tienen claras.

Marko Cortés se reelegirá y el PAN seguirá sin rumbo

Conexión con la ciudadanía. Los partidos políticos, en conjunto, son las organizaciones en las que menos confía la población mexicana: sólo 2.5% tiene confianza en ellos, según reveló el INEGI (marzo de 2021). El PRI, el PAN y el PRD son los que peor reputación tienen. Si en 2021 sus resultados fueron menos desastrosos que en 2018, fue gracias a la coalición electoral que formaron y por el desencanto de una parte del electorado con López Obrador, no por ver auténticas alternativas en la oposición. ¿Qué piensa hacer Marko Cortés para que el PAN conecte con el electorado? ¿Qué estrategia puede implementar para inspirar confianza en un contexto marcado por el desprecio ciudadano a los políticos y la predominancia de un presidente que apuesta por la polarización?

Vida interna del partido. Si en algo ha destacado Marko Cortés es en la incapacidad para hacer buena política dentro del PAN. Su reelección como líder del instituto político estuvo marcada por señalamientos de prácticas antidemocráticas, además de que se ha distanciado de figuras clave del panismo como los ex gobernadores Francisco Domínguez y Javier Corral, además del ex presidente del PAN Gustavo Madero. Con algunos cubetazos de agua, ha logrado apagar algunos fuegos, pero no ha hecho esfuerzos por recuperar la fortaleza institucional del partido y la cohesión entre los militantes y los grupos que lo conforman.

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