Nada es casualidad. A unos meses de que se dé el cambio en la dirigencia del principal partido de oposición, es cuando el presidente decide ir tras otro de sus enemigos y una figura de peso dentro del panismo: Ricardo Anaya.

El ex candidato presidencial es acusado de los delitos de lavado de dinero, cohecho y asociación delictuosa.

Anaya ha insistido en que no hay pruebas ni testigos o videos y que toda la acusación se sustenta únicamente en los dichos de Emilio Lozoya.

La pregunta sigue sin responderse: ¿cómo es que legisladores del PAN, quienes siempre habían estado convencidos de los beneficios de la reforma energética, necesitarían ser sobornados para apoyarla?

 

¿Otra cosa rara?

Aunque las declaraciones del exdirector de Pemex involucran expresidentes como Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, así como figuras como Luis Videgaray, únicamente van contra Anaya.

El Presidente rechazó su participación en la denuncia, reiterando que proviene de Lozoya y de otros testigos. Sin embargo aprovecha cualquier oportunidad para atacarlo.

El otro perseguido por el mismo tema es el exsenador Jorge Luis Lavalle, acusado de operaciones con recursos de procedencia ilícita, asociación delictuosa y cohecho.

 

¿Mientras tanto, qué pasa en el PAN?

Hoy el PAN es el principal partido opositor. Históricamente se ha identificado con las clases medias, tan criticadas por AMLO. Así las cosas, pareciera que el blanquiazul es quien puede disputar la victoria en las urnas. El gran problema del que parece también aprovecharse el presidente, es su crisis interna. El dirigente nacional del PAN desde 2018, Marko Cortés, está buscando reelegirse. Pero no la tiene nada fácil. A Cortés se le critican los malos resultados electorales , y la incapacidad para hacer frente a AMLO.

¿Quiénes más levantan la mano?

  • Adriana Dávila: diputada
  • Francisco Domínguez: actual gobernador de Querétaro
  • Mauricio Vila: actual gobernador de Yucatan
  • Gerardo Priego: ex diputado originario de Tabasco

 

Expertos y analistas señalan que con tanta polarización, el PAN perdió su fuerza y su esencia. Además, se le critica que no haya defendido los grandes logros del panismo, ni impedir las constantes acusaciones del ejecutivo. Así, el futuro del partido que representaba a la clase media, empresarios y asociaciones civiles, se ve incierto.

¿Lograrán vencer sus diferencias o el presidente habrá ganado? No nos podemos dar el lujo de perder a un partido de oposición.