En 2018, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, ambos profesores de la Universidad de Harvard, publicaron el libro Cómo mueren las democracias. El texto atrajo enorme atención entre estudiosos y estudiosas de la política en todo el mundo. Y no es para menos, pues la investigación ayuda a entender el ascenso del populismo que observamos en los últimos años en muchas partes del mundo. Personajes como Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil y Viktor Orbán en Hungría tienen rasgos comunes. En esencia, son o fueron gobernantes populistas.
En el caso de México, se acusa constantemente al presidente López Obrador de ser populista. Tomando la propuesta de Levitsky y Ziblatt como referencia, analizamos si AMLO tiene uno de los rasgos que caracterizan a los y las populistas: el comportamiento autoritario.
Hay cuatro indicadores clave del comportamiento autoritario:
Indicador | Pregunta | Comportamiento de AMLO | Resultado AMLO |
1. Rechazo (o débil aceptación) de las reglas democráticas del juego | ¿Intenta socavar la legitimidad de las elecciones, por ejemplo, negándose a aceptar resultados electorales creíbles? | El presidente arremete constantemente contra el Instituto Nacional Electoral (INE), argumentando decisiones imparciales en perjuicio de Morena. Por ejemplo, acusó al INE de aplicar la ley arbitrariamente cuando canceló la candidatura de Salgado Macedonio cuando éste no declaró gastos en los términos que marca la norma.
Mención aparte merece su negativa a aceptar su derrota electoral en 2006, cuando se autonombró “presidente legítimo de México”. |
Positivo |
2. Negación de la legitimidad de los adversarios políticos | ¿Afirma que sus rivales constituyen una amenaza existencial, ya sea para la seguridad nacional o para el modo de vida imperante? | La política del presidente López Obrador se sustenta, precisamente, en negar la legitimidad de sus adversarios. Para él, los adversarios políticos no forman parte de la pluralidad esperable de una democracia. En cambio, los concibe como enemigos “del pueblo” y del proyecto que llama “Cuarta Transformación”. | Positivo |
3. Tolerancia o fomento de la violencia | ¿Ha patrocinado él mismo o sus aliados de partido violencia física contra adversarios? | Además de la violencia simbólica, no hay evidencia de violencia física contra adversarios. | Negativo |
4. Predisposición a restringir las libertades civiles de la oposición, incluidos los medios de comunicación | ¿Ha amenazado con adoptar medidas legales u otras acciones punitivas contra personas críticas pertenecientes a partidos de la oposición, la sociedad civil o los medios de comunicación? | El gobierno de AMLO no ha emprendido medidas legales contra medios de comunicación u organizaciones civiles. Sin embargo, los ataca constantemente, acusándolos de obedecer intereses privados y agrediéndolos con adjetivos como “corruptos” y “rastreros”. Semanalmente, exhibe a medios y periodistas específicos que considera opositores en la sección “Quién es quién en Las mentiras de la semana” de su conferencia matutina. | Parcialmente positivo |
El resultado de AMLO
El presidente López Obrador no sale bien librado de esta prueba. El presidente de México da positivo a dos indicadores del comportamiento autoritario, parcialmente positivo a uno y negativo a otro. Con base en este marco analítico, hay suficientes argumentos para sostener que su comportamiento como gobernante es autoritario, uno de los rasgos principales de los mandatarios populistas.
AMLO sigue el mismo modelo que sus correligionarios populistas: imponer la idea de que hay un bando bueno y uno malo, y que la eliminación de los malos es necesaria para alcanzar una sociedad justa y feliz. Las experiencias internacionales del populismo actual son diversas.
Hasta ahora, Francia se ha librado del gobierno populista que promete Marine Le Pen, a pesar del crecimiento sostenido del número de personas que la siguen. Por su parte, el electorado estadounidense negó un segundo cuatrienio a Donald Trump, aunque con ligero margen en favor de Joe Biden. Con menos suerte han corrido otros países.
Como recuerdan Levitsky y Ziblatt en su libro, populistas como Erdoğan en Turquía y Orbán en Hungría llegaron al gobierno por la vía democrática. Una vez en el poder, se lanzaron contra los contrapesos que pueden limitar los abusos de los gobernantes, como el poder judicial y la prensa libre. Habrá que aprender de los aciertos y errores del exterior.