El presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en que no tenemos nada de qué preocuparnos. Que el desabasto (si hubiera alguno), se originó por los monopolios protegidos por los gobiernos anteriores, pero que ya se está resolviendo. En específico sobre el tema de medicamentos oncológicos, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, asegura que es falsa la “supuesta” escasez.

En julio de 2020, el gobierno de la 4T hizo un gran anuncio: cambiaría radicalmente su sistema de compras de medicamentos, pues las prácticas anteriores habían causado corrupción. Entonces, para evitar que se siguieran enriqueciendo indebidamente empresas y funcionarios, las compras ahora se harían a través del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS, por sus siglas en inglés). Así, además de obtenerse importantes ahorros, nuestro país tendría el acompañamiento de expertos que se encargan de asesorar en este tema a otros países.

Todo se escuchaba bien. El siguiente paso fue hacer una reforma para pasar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) las facultades para realizar la compra consolidada medicamentos y demás insumos. Aquí empezaron los problemas.

 

Entonces, ¿qué está pasando?

Los funcionarios de Hacienda nunca se habían encargado de tales asuntos pero estaban tranquilos porque tenían el respaldo de la ONU. Los resultados: caos total. Por un lado, la UNOPS nunca había comprado las cantidades que requiere México. Por otro, privilegió, con independencia del cumplimiento de sus objetivos, el cobro de una comisión de 1.25% del monto total de la compra (más o menos 85 millones de dólares), por lo que exigieron por adelantado más de 130 millones de dólares por sus servicios de consultoría. Lo verdaderamente grave es que UNOPS únicamente ha podido licitar 45% de las claves de medicamentos.

 

La trama de esta historia se complica toda vez que el presidente López Obrador vetó a los principales distribuidores de insumos médicos, al acusarlos públicamente de malas prácticas. En sus palabras: “Y en efecto, había falta de medicamentos al principio porque hubo sabotaje, porque lo que querían eran los contratos como venían entregándose, y resistimos. Es como el caso del huachicol, nada más que en los medicamentos, y otros casos”.

 

Las acusaciones por el momento sólo son palabras. Nada de funcionarios sancionados ni detenidos por estos supuestos delitos cometidos en el pasado.

 

¿Qué terminó pasando?

Ante la urgencia por la escasez de medicamentos, hubo que comprarle a quien tuviera. Datos de diversas investigaciones señalan que casi el 90% de los contratos se adjudicaron a las empresas nacionales (justo con las que se peleó AMLO), porque las extranjeras no cumplían con los requisitos o no les interesó la compra.

 

El Colectivo Cero Desabasto, presentó recientemente un documento denominado “Mapeo del Desabasto de Medicamentos en México”. En un párrafo resume las razones de la crisis:

“El actual desabasto de medicamentos en el país fue resultado de una fallida estrategia anticorrupción y de un intento de ahorro en la compra de insumos médicos implementadas por la actual administración. Hasta el momento las pérdidas han superado por mucho a la lucha contra la corrupción: no hay ningún funcionario sancionado por actos de corrupción en la compra de medicamentos y la crisis de desabasto ha llevado a un punto en el que costará mucho más del presupuesto público adquirir y distribuir los medicamentos en el país”.

 

Otro dato demoledor del documento: este retraso ha provocado una reducción del 52% del número de consultas, triplicando el número de recetas sin surtir.

Diversas organizaciones y colectivos expresan el estado que guarda la situación con el desabasto de medicamentos.

La curva de aprendizaje cuesta vidas, disminuye el bienestar de familias y desmerece la calidad de vida de la población.

M C