La educación técnica puede ser un motor para el desarrollo, especialmente en momentos de crisis como la que vivimos por la pandemia de COVID-19. Así lo reveló un reporte del Banco Mundial presentado el 29 de septiembre, denominado La vía rápida hacia nuevas competencias: programas cortos de educación superior de América Latina y el Caribe.

Las carreras técnicas están orientadas específicamente al desarrollo de habilidades para el trabajo y son más cortas que las carreras universitarias tradicionales, como las licenciaturas y las ingenierías. Entre las carreras técnicas, están las especializadas en electrónica, informática, gastronomía y un largo etcétera.

De acuerdo con el reporte del Banco Mundial, las carreras técnicas son una excelente alternativa tanto para el desarrollo profesional de las personas, como para el bienestar económico de los países.

En lo individual, en México, estas carreras permiten a quienes las cursan alcanzar salarios 44% superiores a los de egresados de bachillerato sin educación superior. Además, las personas que las estudian tienen más probabilidades de encontrar empleo que los egresados de bachillerato e, incluso, que quienes estudiaron una carrera universitaria sin concluirla. En América Latina, la tasa de desempleo para quienes finalizan una carrera técnica es de 3.8% y de 6.1% para quienes iniciaron pero no concluyeron una carrera universitaria, y también tienen una tasa más elevada de empleo formal (82% vs. 67%).

A nivel país, apostar por las carreras técnicas es una estrategia relativamente rápida para especializar a la fuerza laboral en las actividades económicas que lo requieren. De esta forma, la educación técnica contribuye al crecimiento económico, a reducir el desempleo y a disminuir la informalidad.

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¿Y qué está haciendo México?

Mientras el Banco Mundial impulsa a los países de América Latina a invertir en carreras técnicas, el Estado mexicano invierte cada vez menos en educación superior. Desde tiempos de Peña Nieto, cada año se reducido la inversión en esta área (como proporción del Presupuesto de Egresos de la Federación). Con AMLO, la disminución de recursos para educación se ha profundizado, pasando de 3.52% en 2015 a 2.94% en lo proyectado para 2022.

Las prioridades presupuestales del gobierno federal están claras; la educación y el empleo formal no están en esa lista. En cambio, se sigue favoreciendo las obras faraónicas del presidente López Obrador, cuya inviabilidad comercial, por lo además, ha sido cuestionada repetidamente. Por poner un ejemplo, para 2022 se tiene programado un aumento de recursos de 68% para el Tren Maya, que recibirá un total de 62 mil 942 millones de pesos. En total, el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Tulum equivalen al 0.76% del Producto Interno Bruto del país, según ha estimado México Cómo Vamos.

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