En el escenario laboral, cada uno de nosotros interpreta un papel. A veces somos los protagonistas, liderando proyectos con valentía; otras veces, somos parte del coro, cumpliendo órdenes con precisión y entusiasmo. Pero seamos honestos: seguir instrucciones puede ser más complejo que una receta de cocina en otro idioma. ¡Aquí explicaremos cómo convertir el acto de acatar órdenes en una forma de arte!

1. Entendiendo el libreto: escuchar con intención

Muchos conflictos laborales nacen de una simple tragedia: la mala interpretación de las instrucciones. ¿Cuántas veces hemos asentido con la cabeza mientras en nuestra mente suena el eco de “¿qué dijo exactamente?”. Escuchar activamente no solo evita errores, sino que nos ahorra la temida frase: “Esto no era lo que pedí”. Así que, toma nota, pregunta y, si es necesario, repite lo que entendiste como si estuvieras frente al jurado de un reality show.

2. Actuar con creatividad (sin pasarte del guión)

Acatar órdenes no significa apagar tu chispa creativa. Es como bailar dentro de un cuadrado: puedes moverte con gracia siempre que respetes los límites. Si te piden un informe en Excel, sí, cúmplelo, pero ¿por qué no añadir gráficos que impresionan? Recuerda: la obediencia no está peleada con el ingenio, siempre y cuando no terminan entregando una presentación de PowerPoint cuando solo querían una hoja con números.

3. La temida improvisación: ¿cuándo es válida?

A veces las instrucciones son vagas, como “haz lo que creas mejor”. ¡Ah, la libertad! Pero cuidado, que en este terreno resbaladizo nacen los malentendidos. Antes de lanzarte como artista en plena creación, verifica tus ideas. Una rápida consulta puede salvarte de convertirte en el ejemplo del próximo manual de qué no hacer en el trabajo.

4. El equilibrio entre cumplir y cuestionar

Ser obediente no significa ser un robot. Si algo no te hace sentido o parece contraproducente, ¡atrévete a preguntar! Claro, hazlo con tacto. En lugar de decir: “Esto es una tontería”, opta por algo como: “¿Qué tal si probamos esta otra opción?”. No solo demostrarás tu compromiso, sino que quizás ayudes a mejorar el proceso.

5. Aplausos para el final: el arte de destacar acatando

Cumplir órdenes con excelencia es como pintar un cuadro que todos admiren. La clave está en agregar tu sello personal mientras muestras que puedes trabajar en equipo. Quien sabe escuchar, entender y ejecutar se convierte en el empleado confiable que cualquier jefe quiere en su equipo. Y lo mejor: ese arte, bien pulido, puede llevarte a escribir tus propias órdenes algún día.

Así que, la próxima vez que recibas una instrucción, no lo veas como una tarea más. Piénsalo como un lienzo en blanco en el que puedes demostrar tu destreza. Y recuerda: incluso el mejor artista comenzó siguiendo las reglas.

¿Y tú, qué opinas?

Karina González