En el maravilloso mundo del marketing digital, no todo es likes, clics y conversiones. A veces, tus clientes aparecen con más drama que telenovela y un humor peor que lunes sin café. Pero tranquilo, aquí te traigo unos tips para manejar a esos clientes groseros sin acabar lanzándoles el teclado (o peor).

1. Respira hondo… y cuenta hasta 10 (o hasta que tu jefe no vea)

Cuando tu cliente empieza a soltar reproches como si estuviera en un concurso de insultos, la tentación de responder con fuego cruzado es real. Pero ¡alerta spoiler! Responder con groserías solo hace que el caos crezca más rápido que tu lista de pendientes.

La clave está en respirar hondo, cerrar los ojos (imagina que estás en la playa, no en una llamada tensa) y contar mentalmente hasta 10. Si no funciona, intenta hasta 20… o incluso 100. Mientras más tiempo pases sin responder, menos probabilidades tendrás de escribir algo que después lamentarás.

2. Ponle filtro a tu cerebro y altavoz a tu diplomacia

Un cliente grosero puede ser como ese meme que duele, pero no puedes borrar. Tu trabajo no es competir en quién grita más, sino traducir el enojo en soluciones.

Cuando te ataque con frases tipo “¡Esto es un desastre!” o “¿Para qué te pago entonces?”, contesta con frases que sean como un suave balsamo: “Entiendo que esto es importante para ti, vamos a revisar juntos los detalles para mejorar”, o “Gracias por tu feedback, lo tomo muy en serio para que quede perfecto”.

Diplomacia + paciencia = ganar la batalla sin perder la cordura.

3. No te tomes el ataque como algo personal (ni publiques memes en secreto)

Tu cliente está molesto con el trabajo, no contigo (aunque a veces lo parezca). Recuerda que su enojo es por frustración, fechas, o simplemente porque su café estaba frío ese día.

Si empiezas a tomarlo personal, acabarás odiando tu trabajo y probablemente llenando chats privados con memes de “quiero mandar a volar todo”. Y aunque esos memes sean muy tentadores, mejor guarda esa energía para crear campañas brillantes.

Separar lo profesional de lo personal es clave para tu salud mental y para que no termines haciendo un TikTok despotricando en contra de tu cliente… aunque a veces se antoje.

4. Si ya nada funciona, sonríe y usa el poder del humor (sin pasarte de lanza)

Cuando ya llevas 3 correos, 5 llamadas y un meme guardado, y tu cliente sigue con actitud de villano de película, no pierdas la calma. Aquí entra el poder del humor: un mensaje bien puesto, con un toque amable y gracioso, puede romper el hielo.

Ejemplo: “Sé que esto ha sido complicado, prometo que no soy un robot malvado, solo un marketero tratando de salvar tu campaña.”

Obvio, no es para todos ni para cada ocasión, pero usado con cuidado puede transformar una relación tensa en algo más humano y hasta divertido.

Moraleja: En marketing digital, los clientes pueden ser difíciles, pero tú no tienes que serlo. Respira, filtra, no te tomes todo personal y, si puedes, saca una sonrisa. Porque golpear el teclado no mejora el algoritmo, pero manejar la grosería con estilo sí mejora tu reputación.

¿Y tú, qué piensas?

Karina González