Marcelo Ebrard acudió a la cumbre del G20 en Roma, Italia, en representación del presidente López Obrador. Lo más relevante de la presencia del canciller mexicano en esta cumbre fue, por un lado, buscar el posicionamiento de algunos temas en materia de vacunación y migración y, por otro lado, las reuniones que sostuvo con algunos líderes, como los primeros ministros de Italia e India, Mario Draghi y Narendra Modi; la presidente de la Comisión Europea Úrsula von der Leyen y el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Tedros Adhanom.

En el caso de los temas que buscó posicionar, hizo un llamado al reconocimiento internacional de las vacunas contra el COVID-19 producidas por distintos laboratorios. En el caso de México y América Latina, hay millones de personas vacunadas con los biológicos de Cansino y Sputnik V, las cuales no han logrado el visto bueno de la OMS. Desde la perspectiva del gobierno mexicano, esta situación obstaculiza la meta de vacunación universal y afecta la movilidad internacional. El posicionamiento contó con el apoyo de Argentina, Brasil, China, India, Indonesia y Sudáfrica.

En cuanto a migración, México impulsó la inclusión del tema en la agenda de la cumbre, con el apoyo de Alemania, España y Turquía. Ebrard insistió en los compromisos entre México y Estados Unidos para prevenir la migración irregular mediante la atención de las causas de este fenómeno, como la pobreza y la violencia.

AMLO y sus amigos dictadores solos contra el mundo

¿Y cómo le fue a México? ¿Y a Ebrard?

De entrada, es una mala señal para la comunidad internacional y los líderes del mundo que Andrés Manuel López Obrador no haya asistido. En estos foros se avanza en importantes discusiones sobre los problemas del mundo, se intercambia experiencias y se crea vínculos de confianza entre los mandatarios, que redundan en mejores relaciones entre los países. La presencia de un canciller, como Marcelo Ebrard, no compensa la ausencia de un presidente, pues  el intercambio y las negociaciones no se hacen entre pares.

La evaluación más precisa sobre el éxito o fracaso de Ebrard en esta cumbre podrá hacerse con mayor claridad en los siguientes meses y años, y el juicio dependerá de si México logra que los países del G20 aceleren la aprobación de las vacunas Sputnik y Cansino en la OMS y en sus regulaciones internas. El otro punto a evaluar será la capacidad de convocatoria y coordinación de México para la cooperación entre estos países en temas migratorios. Cualquier elemento de cooperación en este caso deberá  encaminarse a resolver la crisis migratoria que México enfrenta.

En cuanto a la carrera presidencial, la participación de Marcelo Ebrard en este tipo de encuentros puede resultar útil. En caso de que cause una buena impresión ante los líderes internacionales más influyentes, podría usar esa fortaleza para avanzar en la carrera presidencial. De esta manera, auguraría buenas relaciones de México con el mundo y generaría confianza para inversionistas extranjeros. El apoyo de empresarios mexicanos con intereses en el exterior y de extranjeros con inversiones en México puede ser un factor que impulse su candidatura.

Marcelo Ebrard: ¿superhéroe a la presidencia?