Investigadores coincidieron que entre los principales responsables de los cambios en el cerebro es la larga exposición al estrés durante tanto tiempo, el cual se convierte en un estrés crónico.

“Hay niveles de estrés ‘buenos’. Si necesitas culminar una tarea en un tiempo ajustado, una vez que lo haces el estrés se va al cerebro. Se acaba todo”, ejemplificó Michael Yassa, neurólogo del Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria en California en una entrevista con la BBC.

“Pero cuando el fin no está la vista y el estrés continúa por una sesión prolongada, entonces se vuelve problemático”, explicó.

En el contexto de la pandemia, el experto apuntó que vivimos un estado dilatado de espera, de confinamientos y relajaciones, restricciones y medidas sin saber cuándo recuperaremos lo que ahora llamamos normalidad.

Además, señaló que el estrés prolongado libera cortisol, y si tienes problemas continuos con esta hormona, puede llegar a afectar el volumen de algunas zonas del cerebro.

La neuropsicóloga Barbara Sahakian, de la Universidad de Cambridge en Reino Unido, analizó los efectos del distanciamiento social y la ansiedad por la pandemia en nuestra masa cerebral.

“A través de escáneres a personas socialmente aisladas hemos detectado cambios en el volumen de las regiones temporales, frontales, occipitales y subcorticales, así también como en el hipocampo y la amígdala”, dice Sahakian.

“Ya en el pasado, altos y prolongados niveles de cortisol han sido asociados con disrupciones del humor y la reducción del hipocampo. Esto se observa sobre todo en pacientes con depresión”, añade.

En 2018, un estudio publicado en la revista Neurology de la Academia Estadounidense de Neurología demostró que un alto nivel de cortisol en pacientes se asoció con una peor memoria y percepción visual, además con volúmenes más bajos de materia gris total, occipital y lobar frontal.

Esos cambios como los detectados por Sahakian pueden incidir directamente en las actividades que realizamos a diario.

“Ese conjunto de dolencias que afectan a la salud mental y nos generan depresión y ansiedad, es lo que coloquialmente estamos llamando cerebro pandémico”, apunta Yassa.