El día de mañana, 1 de septiembre, arranca la nueva legislatura, con una Cámara de Diputados renovada y la misma composición del Senado (que cambia cada seis años). Habrá caras nuevas y otras que se repiten, gracias a la reelección. Conoce tres temas prioritarios para el país que discutirán los legisladores y las legisladoras a partir de mañana y durante los siguientes tres años.
Revocación de mandato
Será el primer encontronazo entre Morena y la oposición. El Senado tendrá su primera reunión ordinaria el jueves 2 de septiembre, en la que el pleno votará la Ley Federal de Revocación de Mandato (aprobada en comisiones semanas atrás). La figura de revocación de mandato no está en juego, pues se aprobó en 2019, cuando se plasmó en la Constitución. Lo que Morena y la oposición se disputan es la pregunta.
En la propuesta que impulsó Morena, la pregunta es si estás de acuerdo en que el presidente continúe en el cargo. Sin embargo, la oposición afirma que la pregunta debe ser si estás de acuerdo en que se revoque el mandato. Formular la pregunta de una u otra manera tiene consecuencias distintas. Si la consulta se hiciera con la versión de Morena y el presidente perdiera, eso no significaría necesariamente que el mandatario debe dejar el cargo. Se trataría más de una opinión de la ciudadanía del tipo “no quiero que continúe”, pero eso no significa que, como consecuencia, el mandatario deba dejar el cargo. Una vez que el tema se resuelva en el Senado, pasará a votación en la Cámara de Diputados. Si Morena impone su mayoría y saca la ley en sus términos, la cámara baja será sólo una escala, pues la oposición asegura que acudiría a la Suprema Corte para que determine su validez constitucional.
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Reforma electoral
Un día antes de que arranque la nueva legislatura, el presidente López Obrador informó que enviará una iniciativa en materia electoral. Según sus declaraciones, el objetivo es “fortalecer la democracia y evitar fraudes”. La reforma contemplaría reestructurar al INE y al Tribunal Electoral, con lo que se podría incluso buscar la destitución de los actuales consejeros y magistrados, según algunas críticas. El presidente también destacó que la iniciativa propondría disminuir diputaciones y senadurías plurinominales, además de reducir el presupuesto de las instituciones electorales y los salarios de su personal.
Una reforma de este tipo atenta contra la democracia. Al presidente no gustan los contrapesos, los límites al poder y que se exija a él y a su partido que acaten la ley, como ha hecho el INE. En el caso de las diputaciones y senadurías plurinominales, reducirlas o eliminarlas (como han defendido morenistas) va en contra de la pluralidad política. Los cargos plurinominales ayudan a que las bancadas más grandes no dominen el poder legislativo por completo. Para esta iniciativa, el camino es más espinoso para Morena, pues implica reformar la Constitución. Para hacer modificaciones constitucionales se requiere mayoría calificada en ambas cámaras, es decir, dos terceras partes de los votos.
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Guardia Nacional
El presidente López Obrador también ha declarado que enviará una iniciativa para trasladar formalmente la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional. Según la Constitución, la corporación hoy pertenece a la Secretaría de Seguridad Ciudadana. Sin embargo, en los hechos, la GN es una institución militar y no civil, pues alrededor de 80% de sus integrantes provienen del Ejército y la Marina. Se ha registrado ampliamente que la participación de las fuerzas armadas en la “guerra contra el narco” ha tenido más consecuencias negativas que positivas, como la intensificación de la violencia, el crecimiento exponencial del número de homicidios y la violación a derechos humanos. Peña Nieto no quiso ver el error y continuó la estrategia que arrancó Felipe Calderón en 2007. López Obrador no sólo insiste en el error, sino que pretende plasmarlo en la Constitución.
La legislatura que comienza será sin dudas distinta a la anterior. Morena ya no tiene vía libre para hacer con la Constitución lo que plazca al presidente. Si quiere hacer modificaciones a la ley suprema deberá negociar con la oposición. Algunas de esas modificaciones son de vital importancia para AMLO, como las que se describen sobre la GN y la revocación de mandato, pero también la de la industria eléctrica, para fortalecer a CFE.
Este panorama obligará a partidos y políticos a formar alianzas y escoger batallas que serán cruciales para los próximos años. ¿El PRI preferirá volverse un satélite más de Morena o se mantendrá en el bloque opositor? ¿Logrará el PAN consolidarse como líder de la oposición? ¿Hasta dónde negociará Morena para sacar las prioridades del presidente?
Está por verse si los legisladores y las legisladoras dan resultados, pero el espectáculo está garantizado.