Alrededor de tres mil personas migrantes descansaron el domingo en Huehuetán, Chiapas, cerca de Tapachula. Fue el segundo día de su caminata hacia la Ciudad de México, donde buscarán reunirse con diputados y senadores para pedir solución a la crisis migratoria en la frontera sur y respeto a sus derechos humanos.

Esta vez, las autoridades mexicanas no detienen el paso de las personas migrantes, no las agreden ni las privan de su libertad, aunque oficiales del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional acompañan su camino.

La caravana está integrada por jóvenes y personas mayores, hombres, mujeres y recién nacidos provenientes de diferentes lugares de Centroamérica, Haití, Venezuela, Colombia y Cuba. Al menos una parte considerable del grupo cuenta con los papeles en regla para transitar por México. Pasaron meses detenidos en Tapachula, esperando respuesta sobre su condición migratoria en México y fechas para sus solicitudes de asilo frente a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

Continuarán su camino hacia el centro del país, por lo que en algunos días podrían llegar a la Ciudad de México y atraer reflectores, solicitando reuniones con legisladores, autoridades migratorias, organizaciones de la sociedad civil e incluso con el presidente López Obrador.

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