Se sabe bien que el acontecer político de la Ciudad de México tiene repercusiones en todo el país, por lo que gobernar la capital y sus alcaldías ha sido siempre codiciado por los partidos políticos. En escasos cuatro días, el 1 de octubre, tomaran protesta los alcaldes y las alcaldesas que se llevaron el triunfo en las elecciones de junio pasado.
Como nunca antes, los ojos de los políticos y los partidos estarán puestos sobre las demarcaciones de la CDMX. Por un lado, Morena y sus aliados perdieron la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México, principal bastión de apoyo obradorista, y harán lo imposible para recuperarlas. Por otro lado, la oposición sabe bien que las siete alcaldías conquistadas serán útiles para fortalecerse frente a Morena con miras a las elecciones de 2024.
Los jaloneos han sido intensos durante este periodo de transición. La jefe de gobierno Claudia Sheinbaum se negó durante semanas a recibir a los gobernantes electos y después fueron agredidos físicamente cuando la policía local impidió su paso al congreso de la ciudad para presentar sus puntos de vista sobre una reforma. Los alcaldes entrantes de oposición han reclamado que los salientes, morenistas en su mayoría, dejan déficits millonarios, obstaculizan acceso a la información para conocer el estado en que reciben el gobierno y hacen contratos de última hora para dejarlos aún con menos recursos. Para paliar los retos administrativos inmediatos, solicitaron a Sheinbaum recursos extraordinarios, pero ella se negó argumentando que sencillamente no hay recursos disponibles. Subrayó, sin embargo, que la nomina de los trabajadores y las trabajadoras de la CDMX está garantizada.
Sheinbaum necesita desmarcarse de AMLO
¿Qué marcará la política capitalina en los siguientes años?
Ambos bandos seguirán con lupa las acciones de los contrarios para exhibir cualquier irregularidad. Los partidos políticos cuidarán el desempeño de los gobiernos emanados de sus filas más que en el resto del país. López Obrador ya está intensificando su presencia y actividades en las distintas demarcaciones de la CDMX para recuperar su confianza. Sheinbaum tendrá que construir una estrategia inteligente para relacionarse con los alcaldes, pues una confrontación abierta podría inflar la popularidad de estos personajes. Conforme avance el trienio, iremos viendo qué tan unidos se mantienen los alcaldes de oposición: todas y todos ambicionan la silla de Sheinbaum y saben que, por primera vez, es posible que la Ciudad de México tenga un gobierno electo que no provenga del PRD o Morena.