La música es mucho más que simples sonidos: es capaz de mover emociones, traer recuerdos y hasta cambiar cómo nos sentimos en cuestión de segundos. No es casualidad que tengamos playlists para entrenar, para relajarnos o incluso para llorar. Pero… ¿Qué dice la ciencia sobre este poder invisible?

El cerebro y la música: una conexión única

Cuando escuchamos una canción, nuestro cerebro libera dopamina, el neurotransmisor relacionado con el placer. Es la misma sustancia que se activa cuando comemos algo que nos encanta o recibimos una buena noticia. Por eso, esa canción favorita puede levantarnos el ánimo al instante.

Además, diferentes tipos de música activan distintas áreas cerebrales:

  • Ritmos rápidos: aumentan la energía, el corazón late más rápido y podemos sentirnos más motivados.
  • Melodías suaves: ayudan a reducir el estrés y relajar la mente.
  • Canciones tristes: aunque parezca raro, pueden ayudarnos a procesar emociones y sentirnos comprendidos.

La música como terapia

Hoy en día, la musicoterapia se usa en hospitales y terapias psicológicas para tratar la ansiedad, la depresión e incluso mejorar la memoria en personas con Alzheimer.

¿Por qué cada quien siente algo distinto?

El impacto de una canción también depende de nuestras experiencias personales. Una misma melodía puede hacernos sonreír o llorar, según el recuerdo que tengamos asociado.

La música no solo es entretenimiento: es una herramienta poderosa para regular nuestro estado de ánimo, motivarnos y hasta sanar. Así que la próxima vez que no sepas qué hacer para sentirte mejor, tal vez la respuesta esté en tus audífonos. 

Por : Andy I.