El escándalo sobre el software Pegasus revivió el tema de los espías. Resultó una oportunidad perfecta para que el presidente López Obrador se lanzara nuevamente contra sus predecesores y para desmarcarse de esas prácticas, reiterando que en la 4T son diferentes.

Por ello, hace unos días anunció que se abrirán y desclasificarán todos los archivos del llamado Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), además de buscar que organismos internacionales certifiquen que su gobierno mexicano no interfiere las comunicaciones ni vulnera la intimidad de nadie. “Sería un acto de traición a nosotros mismos, que fuimos siempre espiados, hacer lo mismo”, dijo.

 


Lo que se oculta es que la instrucción, tal y como se publicó en el Diario Oficial de la Federación, instruye a las dependencias del Ejecutivo a “transferir al Archivo General de la Nación (AGN) la totalidad de los documentos históricos que posean y que se encuentren relacionados con violaciones de derechos humanos y persecuciones políticas vinculadas con movimientos políticos y sociales, así como con actos de corrupción”. Obligación que está en la ley desde 2018.

 

Mucho ha criticado la labor realizada por el CISEN, sin embargo, su gobierno sigue con las mismas prácticas, nomás con otros nombres.

 

La historia de nuestra CIA

 

En 1947, se creó la Dirección Federal de Seguridad (DFS), cuyas tareas eran vigilar, analizar e informar sobre temas de seguridad al presidente, además de proteger a personal de gobiernos extranjeros que visitaban el país. Diversas investigaciones han documentado que la DFS estuvo al servicio de la CIA, pues su misión primordial era espiar a países del bloque socialista en México.

 

El Presidente Miguel de la Madrid disolvió a la DFS, creando la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional, con el objetivo de limpiar el nombre de la institución y dejar atrás viejas prácticas.

 

Fue en 1989 cuando se creó el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), buscando que nuestro país tuviera un órgano de inteligencia civil de la Secretaría de Gobernación que funcionó hasta noviembre de 2018.

 

López Obrador anunció la desaparición de la institución y en su lugar creó al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), adscrito a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

 

López Obrador también espía

 

Un estudio elaborado por México Evalúa, señala que “la desaparición del CISEN representa un reacomodo y no un cambio sustantivo. Las funciones realizadas por éste pasaron íntegramente al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), una “nueva” instancia integrada a la estructura de la SSPC y bajo la dirección de un militar en retiro”.

 

Pero, además del Centro, la 4T cuenta con otras instituciones que se dedican a espiar como la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina, la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Hacienda.

 

La SEDENA tiene a la Sección Segunda de Inteligencia y la Sección Séptima de operaciones contra el narcotráfico. La Secretaría de Marina cuenta con la Unidad de Inteligencia Naval. Por su parte, la Fiscalía General de la República tiene a la Agencia de Investigación Criminal y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público tiene a la Unidad de Inteligencia Financiera.

 

Investigaciones señalan que la 4T sigue con las prácticas de espionaje telefónico. Además, la FGR adquirió programas para la geolocalización de celulares y análisis a la empresa italiana Hacking Team, la cual ofrece un programa llamado Galileo, que interviene celulares, además de extraer datos audios e imágenes. Así que no nos dejemos comprar la versión de que son diferentes.