Uno de los consejos más comunes que se escuchan cuando se está pasando por momentos difíciles es el famoso “un día a la vez”. Esta frase puede sonar trillada, pero en realidad encierra un gran poder para enfrentar los contratiempos de la vida.

Cuando nos encontramos en medio de una tormenta emocional, es muy fácil sentirnos agobiados por todas las preocupaciones y problemas que nos rodean. Nos angustiamos pensando en el futuro, en todo lo que aún nos falta por hacer, en las consecuencias de nuestras decisiones. Y mientras más pensamos en esto, más nos sumergimos en un estado de ansiedad y desesperación.

Pero si logramos detenernos un momento y enfocarnos en vivir un día a la vez, todo cambia. De repente, la montaña de problemas se vuelve más llevadera, y podemos encontrar un respiro en medio de la tormenta. Nos damos cuenta de que no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar la manera en que reaccionamos ante ello.

Vivir un día a la vez significa concentrarnos en el presente, en lo que podemos hacer aquí y ahora para mejorar nuestra situación. Significa dejar de lado las preocupaciones del pasado y del futuro, y enfocarnos en las pequeñas victorias diarias que nos acercan un poco más a la calma y la paz interior.

Por supuesto, esto no significa que debamos evadir nuestros problemas o actuar de manera irresponsable. Simplemente implica tomar las cosas con calma, confiar en que las soluciones llegarán en su momento y no dejar que la angustia nos consuma.

Así que la próxima vez que te sientas abrumado por las circunstancias, recuerda que estás viviendo un día a la vez. Respira profundo, toma las cosas con calma y confía en que todo se resolverá a su debido tiempo. Y recuerda, siempre puedes contar con el apoyo de tus seres queridos para ayudarte a seguir adelante, un día a la vez.

Por Marisol Díaz