A los 20’s la única cosa que me importaba era conocer al “amor de mi vida”, esa persona que, desde chiquita en los cuentos que leía, te encontraba, te rescataba y por fin comenzaba el camino hacia una vida perfecta.

En esa misma línea, teníamos la idea de que si nos encontrábamos en una situación peligrosa no podríamos defendernos solas y que llegaría una persona con todas las cualidades que soñamos, siempre, justo a tiempo. Del otro lado de la película, este personaje salvador tenía que ser el responsable de proveer y salvar, también a tiempo.

Darle a alguien más el poder de tu vida

¡Qué fuerte! Ver a los dos protagonistas del cuento darle la responsabilidad al “otro” de su felicidad, bienestar y seguridad. Después de ir a mucha terapia, comencé a concientizar sobre el poco tiempo que le dedicaba a mi propia vida: pasatiempos, sueños, amistades… Y caí en cuenta de que ahí, en ese espacio tan importante, ¡no había nada!

Yo me conocía siendo amiga, pareja, hija, hermana, conocía de memoria los sueños, los pasatiempos e historias de los demás. Entonces, me di cuenta que cada oportunidad donde estuve “sola”, curiosamente fueron las veces que más me acompañé y que logré conocerme.

Concientizar no te impide disfrutar. ¡Sin miedo!

¡Ojo! Claro que volví a tener una relación de pareja, el concientizar las cosas no significa no volver a disfrutarlas, sin embargo, aprendí a diversificar mi vida, encontré mi pasión, mis sueños, tomé acción, le di valor a la familia, a la amistad y entonces disfruté mucho estar con alguien para compartir todo eso.

Encontré una frase que te quiero regalar y espero la llegues a vivir como yo:

 “La soltería ya no es una falta de opciones, sino una elección. Una elección de no dejar que tu vida sea definida por tu estado de relación, sino de vivir cada día felizmente y dejar que tu -Vivieron Felices- se desarrolle por sí mismo”.

Así vivo ahora mismo… Felizmente conmigo.

Daniela Vega