El gobierno de Estados Unidos arrancó una campaña contra el tráfico de armas ilegales en cinco ciudades donde la violencia se ha incrementados en los últimos años.
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El Departamento de Justicia desplegó personal de fuerzas especiales en Chicago, Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Washington, donde el objetivo es ir tras los intermediarios que compran armas de forma legal, pero las venden a delincuentes.
En la Unión Americana no existe una ley federal para el tráfico de armas, situación por lo que los agentes federales a menudo mienten en sus formularios para poder enjuiciar a quienes trafican armas.
Se suma además, la instalación de agentes federales en unidades de homicidios de departamentos de Policía en todo el país y redadas en contra de fugitivos con órdenes de arresto pendientes.
