La violencia no cesa en Guerrero. El 29 de septiembre, dos días antes de la toma de posesión de los nuevos alcaldes del estado, se difunde un video en que sicarios asesinan a 20 integrantes de un supuesto grupo delictivo en Iguala. Horas antes, se había encontrado un automóvil con cuatro cadáveres de presuntas víctimas del incidente, el cual fue abandonado frente al inmueble que se uso como casa de campaña de quien resultó electo alcalde de Iguala, David Gama Pérez, postulado por la coalición PRI-PRD.

Al día siguiente, según se observa en videos de las cámaras de seguridad, un grupo de personas incendia la discoteca más emblemática de Acapulco, el Baby’O, ubicada sobre la costera Miguel Alemán.

La violencia es una constante en el estado desde hace varios años. Sin embargo, estas demostraciones tan visibles de poder destructivo y asesino no lo son tanto. Los mensajes parecen tener destinatarios claros: los gobernantes entrantes, tanto a nivel municipal como estatal. Pretenden demostrar que ahí están, que no se desharán fácilmente de ellos y que es mejor alinearse a las condiciones que impongan.

Si estos hechos se dan en las horas previas a que los alcaldes tomen posesión, no debería sorprender que las demostraciones de violencia incrementen en los días previos a la toma de protesta de la gobernadora electa Evelyn Salgado, que jurará el cargo el 15 de octubre. La perspectiva es aún más preocupante considerando los supuestos vínculos que ella y su familia tienen con el crimen organizado. Su suegro es Joaquín Alonso Piedra, quien, presuntamente, era el empresario que se encargaba de lavar los activos de los hermanos Beltrán Leyva. Joaquín Alonso hoy se encuentra preso acusado de lavado de dinero, entre otros delitos. Sus hijos, sin embargo, tienen señalamientos de estar al frente de sus negocios ilícitos, incluido David Alonso Bustamante, esposo de la gobernadora electa.

No sólo el esposo de Evelyn Salgado tiene señalamientos de trabajar para cárteles de la droga, su padre, Félix Salgado, también. Mucho se rumoró durante el proceso electoral que esa carta fue la que le permitió imponerse como candidato de Morena a la gubernatura, aunque después el INE se la haya revocado por falta de transparencia en el uso de recursos. Como se sabe, será él y no Evelyn Salgado quien en los hechos gobierne Guerrero, pues la impuso candidata cuando lo retiraron de la contienda.

El panorama no es prometedor para Guerrero. Las cosas sólo pueden complicarse ahora que un presunto grupo criminal no sólo está en la disputa por negocios ilícitos en dicha entidad, sino al frente del gobierno del estado.