Ayer 9 de septiembre de 2021 tuvo lugar en Washington el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) entre México y Estados Unidos. Este mecanismo se creó en 2013, durante las presidencias de Enrique Peña Nieto y Barack Obama, pero se suspendió en 2016, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. 

Los dos países acordaron basar su relación económica en los próximos años sobre los siguientes pilares. 

  1. Reconstruir juntos. Se dará especial importancia al fortalecimiento de las cadenas de abastecimiento. Así, se busca evitar posibles interrupciones, incrementar la competitividad y volver a la región más atractiva para productores que hoy prefieren otras zonas del mundo. Para ello se creará un Grupo de Trabajo Bilateral en Cadenas de Suministro. 
  2. Desarrollo del sur de México y Centroamérica. Los dos países acordaron implementar acciones para fomentar el comercio en estas áreas y hacerlas más atractivas a la inversión privada. El objetivo es atender las causas que llevan a los migrantes a abandonar esta región para atravesar México y entrar a Estados Unidos. Estados Unidos accedió a dar cooperación técnica a los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro que México pretende replicar en países centroamericanos.
  3. Herramientas para la prosperidad futura. Se trabajará para mitigar amenazas cibernéticas a las cadenas de suministro.
  4. Invertir en nuestro pueblo. Con el objetivo de disminuir desigualdades, los dos países se comprometieron a desarrollar la capacidad productiva de poblaciones vulnerables, como mujeres, jóvenes, indígenas y personas LGBTQ+.

¿Por qué importa?

La presidencia de Donald Trump representó un quiebre en la normalidad diplomática entre México y Estados Unidos. Recuperar este mecanismo es una señal de que la relación está recuperando su dinamismo e intensidad. A pesar de que la reactivación del DEAN es una noticia positiva en sí misma, por el momento está en el nivel de declaraciones y buena voluntad. Aún está por verse en qué se traducen esos cuatro puntos y cómo usan el mecanismo ambos gobiernos. 

Por el lado de Estados Unidos, uno de los temas que seguramente tensará la cooperación es la política energética de México, que cada vez más privilegia a Pemex y CFE, afectando los intereses de las empresas estadounidenses que participan en esas industrias. Por el lado de México, como ya se vislumbra en uno de los pilares, usará esta vía y otras para negociar sobre política migratoria, que se está volviendo una de las piedras en el zapato de López Obrador. México no ha tenido la capacidad de lidiar con las olas de migrantes que entran por la frontera sur y eso empieza a repercutir en la opinión pública, que ve a través de videos cómo la Guardia Nacional y otras autoridades mexicanas violan derechos humanos de migrantes.

Finalmente, para Marcelo Ebrard no deja de ser una buena noticia, que lo confirma como uno de los pocos funcionarios del gabinete que dan resultados. Más aún, es una buena oportunidad para reforzar lazos con empresarios de ambos lados de la frontera, lo que podría ayudarlo a avanzar en la carrera por la candidatura de Morena a la presidencia de México.