Tras casi un año de haberse implementado el etiquetado claro, con el fin de informar a la población sobre el contenido nutricional de los productos envasados, especialistas en salud consideraron que entre los principales retos está el control publicitario y el trabajo con políticas públicas a favor de reducir el consumo de comida chatarra.

Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) colocan a México el segundo lugar, después de Estados Unidos, en la lista de los mayores índices de obesidad en su población. Mientras que, el Banco Mundial, ubica al país en los primeros lugares en desnutrición, con 2018, 7.1 millones de personas en dicha condición. 

Aunado a ello, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) evidenció que la alimentación es el principal gasto de las familias, por lo que va en relación con la atención en la calidad y el acceso a una dieta nutritiva y variada.

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, reveló que el principal rubro de gastos de los hogares en México es en alimentos, bebidas y tabaco (38%). Los principales alimentos que se consumen son: carne, cereales, verduras, legumbres, leche y sus derivados.

Cabe destacar que durante la pandemia por Covid-19, se evidenció el problema de salud pública derivada de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) que suelen agudizarse en caso de contagio por el virus SARS-COV-2. Estos padecimientos están asociadas a diversos factores, sin embargo, sobresale su relación con la alimentación.

En este contexto en el país surgió la estrategia del etiquetado claro. En octubre de 2020 se aprobó la Norma Oficial Mexicana NOM-051 relacionada al etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados y a la información comercial sanitaria. En este 2021 se implementó la fase completa.

Tras la aprobación e implementación, México se sumó a otros países como Chile, Perú y Uruguay de Latinoamérica, que han implementado esta estrategia.

Envoxmx conversó con Alejandra Contreras Manzano, coordinadora de la campaña de Salud Alimentaria en El Poder del Consumidor y Luis Prieto, presidente de la Asociación de Nutrición Especializada, sobre los avances, impactos y retos del etiquetado frontal en el país.

Contreras destacó que el etiquetado frontal tiene como propósito informar los niveles de azúcar, grasas y sal que tienen los productos y que su consumo en exceso puede ser responsable de una epidemia de enfermedades crónicas muy importante.

Señaló que el camino para implementar la estrategia no fue fácil, pues existía una fuerte oposición por parte del sector empresarial de alimentos. Al respecto, indicó que “como negocio les da grandes ganancias, son principalmente compañías transnacionales que no tienen realmente un compromiso con la salud”.

Entre los principales retos para que esta estrategia sirva, Alejandra Contreras resaltó la importancia de contar con una campaña de comunicación a nivel gubernamental.

“Que pueda informar a la población de cómo se debe interpretar el etiquetado frontal, ha habido mucha interferencia de la industria, por eso una campaña que explique en qué consisten estos sellos describiendo sus características, sería de gran utilidad”, apuntó.

Destacó que actualmente la gente está sujeta a la sobreexposición de estrategias publicitarias que comercializan productos chatarras e incentivan su consumo, y urgió a que exista un reglamento que regule toda esta información de alimentos no saludables con el objetivo de proteger a la población.

“Lo que se ha visto es que la respuesta de la mala nutrición en nuestro país está generando incrementos importantes en el sobrepeso y obesidad, sobre todo en los niños y en hombres y mujeres de 20 años y más, los jóvenes también tienen una muy mala alimentación”, enfatizó.

Por su parte, Luis Prieto destacó que este etiquetado fue un primer buen intento para evitar el consumo de alimentos no saludables, sin embargo, aclaró que este puede ser un poco engañoso, ya que la industria lo maneja a su favor.

“Por ejemplo, hay empresas de alimentos que, para quitar sellos de sus productos, les agregan agua, y ya por eso el producto ya es bajo en calorías y así es con muchos alimentos como la leche, los refrescos, los cereales”, resaltó.

Pese a etiquetado claro, obesidad sigue en aumento

El nutriólogo lamentó que el consumo de bebidas azucaradas y de comida chatarra se están convirtiendo en una práctica muy generalizada.

“A raíz de la entrada de la comida rápida a México, la obesidad y la diabetes se han disparado, hace 50 años había menos del 10 por ciento con estos padecimientos, y ahora el 50 por ciento lo sufren, por lo que se debe de considerar el tema como un problema de salud pública”, expuso.

Ambos especialistas reconocieron que para atender los problemas de salud pública relacionada a la alimentación se precisan diversas estrategias que “se componen de una serie de factores, de políticas y programas que entre más se puedan implementar, mejores resultados habrán.