Antes, cambiar de canal de televisión era artesanal y deportivo, requería de dos capacidades, fuerza de voluntad para levantarte de tu asiento varias veces, y al mismo tiempo firmeza y delicadeza en tus manos para cambiar la perilla rígida de la televisión.

Definitivamente, a quien inventó el control remoto le debemos el aumento de horas y horas de sedentarismo, provocando secuelas maravillosas como depresión por bloquear la realidad, obesidad, vista cansada, entre otras, según afirma Stephen Kopecky, médico cardiólogo y profesor de medicina en Mayo Clinic. Vemos la televisión y vamos haciendo un huequito en el sillón que se transforma en interface de nuestras nalgas… 

No cabe duda que el avance de las tecnologías no es una cuestión maligna que nos sujeta a destruirnos por hacernos la vida más fácil, Eugene Polley, quien inventó el primer control remoto de televisión inalámbrico, estoy seguro que nunca quiso que la población tuviera padecimientos médicos a partir de su invento.

En la era de las TICS, el uso de las tecnologías es responsabilidad del usuario, pero qué responsabilidad va a tener este cuando cada vez más nos facilitan la vida, y no podemos llegar a ningún lugar sin usar Waze, es como si a un adolescente con eyaculación precoz le dices… Solo usa esta pastilla que te ayudará a aguantar más en caso de emergencia, pues claro que siempre será una emergencia… OK, no fue un buen ejemplo. Lo que es un hecho es que la brecha entre entender el uso de las nuevas tecnologías y su abuso se está perdiendo.

Desde que tenemos buscadores o más claro al oráculo de Google, estamos reorganizando la manera de recordar las cosas. Nuestros cerebros confían en internet, del mismo modo en que confiamos en un amigo, familiar o compañero de trabajo. Actualmente recordamos menos sobre la información que sabemos dónde la podemos localizar. Esto lo afirma Betsy Sparrow en su publicación 2011 en la revista Science. Ella le llama “memoria trasactiva”.

El tema es cuando nos convertimos en un IPod con patas, absorbemos cantidad de información sin calidad, nos volvemos un cumulo de información desechable, acostumbrados a tener mayor capacidad de memoria en nuestros dispositivos, imitamos  esta práctica, sin detenernos a reflexionar si la información es fidedigna, certificada o inclusive si tiene sentido, la falta de reflexión está asociada a la manera de aprender, cuando aprendemos se generan asociaciones que modifican las conexiones sinápticas de los circuitos cerebrales involucrados, el aprendizaje depende de la memoria para su consolidación y la memoria no tendría contenido sino tuviera aprendizaje, aprender es mucho más que absorber información, aprender es analizar para incrementar la capacidad cerebral, en conclusión usar Google de manera abusiva nos vuelve idiotas…?

No necesariamente, pero si perdemos la capacidad de análisis, ya que ahora buscamos información y no llevamos un proceso de investigación de la misma.

Pero no todo son malas noticias, ya que solo estamos hablando de un solo enfoque en el uso de internet o en este caso de los buscadores. A pesar de que las nuevas generaciones tienen una dieta cognitiva, según Gary Small, el IQ general de la población se está elevando, en 0,3 puntos cada año. Se presume que entre más usamos internet, más se activa el cerebro, sin embargo, todo con exceso causa consecuencias negativas. Gary Small introduce un término llamado TecnoZoombie, que es aquel individuo que es ferviente usuario de Internet, al punto de aislarse de la sociedad.

Definitivamente no extraño los tiempos donde no existía Internet, pero es indispensable fomentar un procesamiento profundo, analítico y crítico de la información. Que consumimos para comenzar a aprender y no solo Googlear, ya basta con darle todo el peso a internet para que sea nuestra memoria externa, dejar de ser neofílicos, para no superponer novedades triviales a informaciones relevantes y valiosas.

¿Y tú te has vuelto un TecnoZoombie?

Mario Spíndola