¿No que sí obedecían?

La justificación del Presidente para que la Guardia Nacional tenga un mando militar es que las Fuerzas Armadas…¡no respetan a ningún civil! De concretarse la reforma constitucional anunciada para 2023, México va directo a la militarización.

Apenas concluyó el periodo electoral cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció, entre sus “sorpresas” legislativas, una reforma constitucional en materia de Guardia Nacional.

En sus palabras, para que el nuevo cuerpo de seguridad no se “eche a perder” como sucedió con la Policía Federal, debe pasar de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

¿Lo insólito? Durante años, AMLO y MORENA se opusieron a que las Fuerzas Armadas cumplieran funciones de seguridad pública, bajo el argumento de que la militarización no era la respuesta. En la realidad ha pasado todo lo contrario tal y como se puede observar en las declaraciones del Ex Secretario de Seguridad Alfonso Durazo.

 

 

¿Qué es la Guardia Nacional y para qué sirve?

 

Al inicio del sexenio, y bajo el argumento de que no había capacidad ni confianza en las policías federal, estatal y municipal, el Presidente de la República anunció la creación de una Guardia Nacional para enfrentar a la delincuencia organizada y detener la crisis de seguridad.

Los elementos de este nuevo cuerpo vendrían de las policías Militar y Naval, así como de la Policía Federal y, adicionalmente, se dijo que se convocaría a civiles.

Algo muy importante: La propuesta original fue que este cuerpo de seguridad fuese temporal y que a los cinco años se evaluara, tanto por el Poder Ejecutivo como por el Legislativo Federal, con objeto de analizar si prevalecía la crisis de violencia e inseguridad que motivó su creación. Así, la reforma constitucional de 2019 señala que el 26 de marzo de 2024 las Fuerzas Armadas se retirarían de las tareas de seguridad pública.

 

Mando militar VS civil. ¿por qué importa?

 

La primera propuesta de López Obrador fue que la Guardia Nacional tuviera un mando militar. Las críticas no se hicieron esperar.

Diversos expertos y organizaciones de derechos humanos advirtieron que dejar a las Fuerzas Armadas a cargo de funciones de seguridad, implicaría serias violaciones a los derechos humanos, uso excesivo de la fuerza y otros abusos.

 

Cuando la iniciativa llegó a la Cámara de Diputados, de última hora se decidió modificar el dictamen para incluir un mando civil. Es decir, que en lugar de estar adscrita a la SEDENA lo estaría a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.

 

En el Senado de la República, mantener un mando civil fue uno de los prerrequisitos para aprobar la Guardia Nacional. Después de varios días de negociación, los coordinadores de todos los Grupos Parlamentarios se manifestaron orgullosos de lograr un acuerdo para contar con una institución de seguridad pública de carácter civil, disciplinada y profesional.

 

La decisión fue aplaudida por diversos sectores, pero también se advirtió que aún habría que hacer ajustes importantes. Por ejemplo, la COPARMEX señaló que los militares que se unieran a la Guardia Nacional deben renunciar a la milicia con el fin de asegurar al mando civil.

 

En el marco de las audiencias públicas realizadas en la Cámara de Diputados, el secretario de Marina, José Rafael Ojeda, dijo: “los militares obedecemos órdenes y si la Guardia Nacional pasa a un mando civil, lo vamos a obedecer; ¡claro que vamos a obedecer!”.

 

Sin embargo, el hoy gobernador electo de Sonora y ex secretario de Seguridad, fue contundente en su conferencia de prensa: Si el 80% de la Guardia Nacional son marinos y militares, no hay mandos civiles con la suficiencia para liderar una organización que tiene esa conformación.

 

¿Qué ha pasado en la práctica?

 

Desde el principio ha sido un verdadero relajo. Luego de la puesta en marcha de las reformas, seguía lo más importante: nombrar al líder de este nuevo cuerpo.

 

El entonces secretario Alfonso Durazo dijo que el carácter civil de la Guardia Nacional se cumplía con la ubicación del organismo en la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, pero que el Presidente podía designar a un mando militar para su operación. ¿Cómo se resolvió? El Ejecutivo terminó nombrando al general Luis Rodríguez Bucio, militar en retiro, como comandante de la Guardia Nacional.

 

Más importante aún: este planteamiento rompe con todos los acuerdos que refieren que la Guardia sea una solución temporal. Dejaríamos de lado la supervisión del Legislativo, dándole manga ancha al Ejecutivo para institucionalizar la militarización del país. Los militares llegarían para quedarse.

 

Dos buenas noticias. Aún falta para el 2023. Y, aprobar la iniciativa que plantea el presidente no será tarea fácil. Los cambios a la Constitución requieren de la aprobación de dos terceras partes tanto de diputados cómo de senadores. Y, recordemos que Morena y sus aliados no cuentan con los votos suficientes.