Autora: Josie Arlyn
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Ellas decidieron tomar un camino complejo, lleno de obstáculos. Sin embargo, en el largo plazo se dieron cuenta que tenía grandes satisfacciones. Las mujeres que se dedican a las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en México han ganado terreno, aunque a la fecha el porcentaje es muy bajo en contraste con carreras más populares como derecho, administración y comunicación.
Una de estas mujeres que se dedica a la ciencia es Judith Zavala Arcos, quien es profesora e investigadora de la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey, mamá de cuatro hijos y quien desarrolla un proyecto centrado en la producción de tejido corneal transplantable, capaz de devolver la vista.
Judith reconoce que combinar los papeles de madre y científica ha sido difícil, pero no imposible.
“Me enfrenté con muchos estigmas, mi familia me decía que para qué tanta estudiadera, comentarios como ‘ya cásate’, ‘ya ten hijos’. Hay muchos motivos por los cuales desistir, pero a mí me llena como no tienes idea el saber que estoy haciendo algo y que en un futuro le va a cambiar la vida a alguien”, afirma en entrevista la profesora investigadora quien tiene una maestría y doctorado en el Tec de Monterrey.
Asimismo, Judith quiere que haya más mujeres científicas en el país y ha buscado a su manera, incentivar a jóvenes a optar por alguna de las carreras en estos ramos.
“Participé en una iniciativa como mentora de niñas de prepa que están en localidades de escasos recursos y que les interesan las áreas STEM. Fue por ahí que me di cuenta que yo podría contribuir a abrir el camino, aunque sea un poquito, para que no pasen por lo que uno tuvo que pasar”, remarca.
Actualmente, la paridad de género en la investigación clínica y científica se vislumbra como un objetivo aún en desarrollo. Tan solo un 35 por ciento de los estudiantes matriculados en carreras STEM son mujeres. De acuerdo con datos de la Unesco, ellas representan 15 por ciento de los graduados de ingeniería, 19 por ciento en informática y 38 por ciento en matemáticas a nivel mundial.
Otro ejemplo de una mujer mexicana dentro de la ciencia es Lorena Díaz de León Martínez, quien es maestra con doctorado en curso en Ciencias Biomédicas por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Tiene 30 años y un hijo de nueve.
La estudiante en doctorado desarrolló un método para la detección oportuna de cáncer de mama a través de la identificación de compuestos orgánicos volátiles en el aliento exhalado, por medio de una nariz electrónica. Esta tecnología está diseñada para atender mujeres dentro de grupos originarios y comunidades vulnerables en San Luis Potosí, y también se ocupará para las secuelas de Covid-19.
“Pienso que es más difícil para las mujeres porque tienes muchas barreras, para empezar, la del género, porque es muy difícil entrar en un mundo de hombres, y la segunda es que crean en ti, no sé por qué por ser mujer tienes menos credibilidad”, menciona en entrevista Lorena Díaz de León.
De acuerdo con el SOSI (Índice del Estado de la Ciencia de la Unesco) 2020, el 17 por ciento de las personas entrevistadas fue desanimado o desanimada de estudiar alguna carrera relacionada con la ciencia, y esto se da más entre las generaciones jóvenes.
De hecho, los adultos de la Generación Z y los Millenials muestran aproximadamente el triple de probabilidades de decir que se desanimaron de tomar ciencias en la escuela que sus contrapartes de la Generación X y Boomer. La razón principal es la falta de acceso a las clases de ciencias.
“¿Cuántas veces no hemos regalado un estuche de manicure a las niñas y a los niños un Lego? y esa es una señal que de alguna manera las mujeres vamos entendiendo y que luego ya en secundaria, aunque las capacidades sean las mismas, de alguna manera nuestra autoconfianza dice lo contrario, dice que esto no es para nosotras”, afirma Graciela Rojas, fundadora y Presidenta del Movimiento STEM en México.
El interés de una niña cuando cursa la secundaria en elegir una carrera STEM es únicamente del 8 por ciento, contra el 27 por ciento de los niños, que al final en hombres también es algo bajo, la brecha es muy grande y si esto lo llevamos a la alta dirección, hay muy pocas mujeres.
Según un estudio de 2019 de la CEPAL en el mercado laboral, solo el 8.1 por ciento de las mujeres en México está en sectores de alta productividad y hay un bajo porcentaje de mujeres ocupadas en carreras profesionales STEM.