Últimamente me he cuestionado si es que todos tendremos la capacidad de ser padre o madre sin importar edad, madurez psicológica y económica, y responsabilidad afectiva. ¿A qué nos enfrentamos cuando una persona depende 100% de ti? ¿Somos conscientes de los miedos, filias y fobias que les podemos transmitir de manera inconsciente?

Soy mujer y uno de mis más grandes miedos es el tema de este artículo. Soy consciente de lo que implica navegar un mundo complejo, donde se entrelazan la alegría de la maternidad con desafíos significativos de la vida. Ser madre por primera vez debe ser emocionante, pero está rodeada de consideraciones cruciales, desde el bienestar emocional hasta la estabilidad económica.

Y las dudas vuelven: ¿todos tendrán la habilidad nata de ser madre o padre? ¿Cuál es el sentimiento que una persona tiene cuando la necedad de gestar pondera? ¿Soledad, amor, egoísmo, ternura, compañía, educación machista? ¿Hasta qué punto la decisión es tomada de manera consciente? 

En la actualidad, la maternidad está inmersa en contextos sociales que incluyen desafíos como la violencia intrafamiliar y el abandono. También, para algunas mujeres, la decisión de traer una vida al mundo se ve influenciada por la seguridad en su entorno, la compañía y la garantía de criar a sus hijos en un ambiente sano y seguro.

Hago una pausa. Tal vez el error sea precisamente el fin de este artículo: cuestionarnos. Porque eso significa hacer consciente el nivel de dificultad de esta decisión. La consecuencia, entonces, puede ser –y  lo planteo sólo como un posible panorama– generar un miedo genuino.

Sigo. El último informe del Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal (CNPJE) de 2023 revela que la violencia familiar es el delito más común en niñas y adolescentes de 0 a 17 años. Tan solo en 2023, se registraron 22,271 casos, siendo 2,588 casos en niñas de 0 a 4 años y 8,058 en adolescentes de 15 a 17 años. Además, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) del 2021, el 41.8% de las mujeres menores de edad experimentaron agresiones en sus hogares perpetradas por sus padres. 

Entendiendo este panorama y los desafíos, entiendo que la ilusión y felicidad de ser madre por primera vez persiste y, probablemente, se antepone en muchos casos. La maternidad es un viaje de descubrimiento, amor incondicional y crecimiento personal.

Muchas mujeres y hombres experimentan una profunda conexión emocional y un sentido de propósito al tener un hijo/hija, lo que puede impulsarlas a superar cualquier obstáculo que se presente en el camino. Una especie de combustible humano, que todos en algún momento de la vida necesitamos.

Para aquellas mujeres y hombres que desean ser madres y padres, mi más grande admiración y profundo respeto. En sus manos está formar la persona que ustedes puedan admirar y sentirse orgullosos. Ojo: sin imponer sueños, actividades, gustos, estudios no cumplidos.

Daniela Cervantes