La música tiene un poder sobrenatural que siempre me resultará incomprensible. Es experta en lograr sumergirnos en cada emoción y vivirla intensamente. En ocasiones, establece una conexión tan profunda con la vida cotidiana que parece describir mejor lo que vivimos que nosotros mismos, funcionando así como una especie de compañía. Y, por si fuera poco, la música logra que viajar a través del tiempo sea posible. 

Cuando escucho Never Married A Railroad Man de Shocking Blue me acuerdo de tener 10 años y de los viajes que hacíamos en carro mi familia y yo. Todos estábamos listos en la camioneta Winstar a las 5:00 am. Primero pasábamos al OXXO por café, papitas, Tri-Trakes, Gatorades. Mi hermana, mi hermano y yo nos dormíamos en cuanto la camioneta arrancaba. Mi papá manejaba. Mi mamá revisaba que todo estuviera en orden. Después de un par de horas de dormir, me despertaba para admirar los paisajes, platicar con mi papá y escuchar sus canciones. Y fue así como esa canción, Never Married A Railroad Man, me la aprendí. Cada vez que la escucho, me siento nostálgica y feliz”. 

Y así como este recuerdo me transporta al pasado, todos tenemos una melodía que nos lleva a un lugar, recuerda un aroma y una persona, revive un momento y exalta emociones. Las canciones logran que viajar en el tiempo sea posible. Un tanto nostálgico, pero reconfortante.

La música en la memoria 

La música se ha convertido en una de las herramientas principales que los terapeutas utilizan para hacerle frente al avance del Alzheimer, la forma más común de demencia en las personas mayores.

Antonio Salas, investigador principal de Genética en Biomedicina (GenPoB) y del Grupo de Genética, Vacunas, Enfermedades Infecciosas y Pediatría (GenVip) explicó que “una persona con Alzheimer tiene alterados los genes en una dirección, pero la música hace que esos genes se expresen en dirección contraria. Es intuitivo pensar que este efecto de la música tiene un efecto compensatorio en los genes alterados en el Alzheimer, como si se tratara de un resultado terapéutico”. 

Tu primer beso, una tarde de domingo familiar, un adiós, tus padres… No es raro que al escuchar una melodía recuerdes cómo viviste ese momento, cómo te sentías, el aroma que lo envolvía, la mirada o sonrisa de la persona. Sucede que cuando reproducimos música nuestro cuerpo compone una especie de pista musical del momento que estamos viviendo -muy cursi, pero cierto- lo que significa que en nuestro cerebro un pedazo de nuestra vida queda asociada para siempre con una melodía. Por ello, una canción puede generar en ti emoción, euforia, melancolía, nostalgia, amor, repulsión, coraje, inspiración, relajación, entre muchas otras.

Las canciones tienen la habilidad de crear y recuperar recuerdos, así que descubramos, compartamos y volvamos a escuchar música, porque estamos ante un fenómeno que vincula el pasado y el presente. ¿Qué sería de nosotros sin esos recuerdos? Con un presente al no le otorgamos la atención debida, con un pasado que nos acompaña incesantemente y un futuro que, en ocasiones, nos provoca temor.

Y ahora te pregunto, ¿tienes una playlist con la música que ha dejado huella en tu vida?

Daniela Cervantes