Por: Majo Juárez
@_majojuarez_
El mundo está cambiando estratosfericamente. Si volteamos a ver los últimos cinco, diez, veinte años, nos podríamos percatar de los grandes cambios que hemos experimentado en tan poco tiempo. Hace unos meses, Tesla sacó a la luz su nueva creación: robots personales, que no solo tendrán funciones estandarizadas, sino que se adaptarán a los requerimientos de cada situación. Pero, ¿hasta qué punto la inteligencia artificial y los robots podrían transformar o incluso reemplazar profesiones tradicionales? ¿Estamos a punto de presenciar una revolución educativa donde los humanos sean sustituidos por máquinas?
Vocación más que funciones
En este caso, ya sabemos lo que es un maestro, y lo que tiene que hacer: transmitir conocimientos. Pero, hablando más allá de sus funciones, los maestros también guían, motivan y apoyan emocionalmente a los estudiantes. Las conexiones humanas y la empatía son esenciales en la educación, algo que ninguna máquina puede replicar por completo.
¿Quién ganará la batalla?
A pesar de sus grandes ventajas, los robots y la IA nunca podrán reemplazar a los maestros del todo. Como decíamos anteriormente, las máquinas carecen de empatía, una cualidad esencial en la educación. Por otro lado, involucra habilidades interpersonales y sociales que las máquinas no pueden replicar al cien. Sin profundizar en la desigualdad o brecha digital que podría desencadenar entre los estudiantes que pueden acceder a estos recursos y aquellos que no.
La tregua
Si no puedes contra tu enemigo, únete. Más que un reemplazo, los robots pueden ser herramientas poderosas que mejoren la experiencia educativa, ayudando a personalizar el aprendizaje, proporcionando recursos adicionales, y ofreciendo asistencia en tareas repetitivas; por otro lado, le permite a los docentes concentrarse en lo más importante: la interacción humana. Recuerda, los robots pueden transformar la educación, pero nunca reemplazarán la esencia humana de los maestros y su vocación.