El transporte público es un componente vital en la vida cotidiana de los habitantes de la Ciudad de México. Sus efectos se extienden más allá de la movilidad, impactando directamente en la productividad laboral. Los largos trayectos y la congestión afectan el tiempo y la calidad de vida de los trabajadores, influyendo en su desempeño profesional.

Trayecto y productividad

De acuerdo con datos del INEGI, el tiempo promedio de traslado en la Ciudad de México es de 1 hora y 14 minutos por viaje, lo que se traduce en un desgaste físico y emocional para los trabajadores. Este tiempo elevado de traslado impacta negativamente en la productividad laboral, ya que los empleados llegan a sus centros de trabajo ya fatigados, reduciendo su capacidad de concentración y eficiencia durante la jornada laboral. Además, los retrasos en el transporte público pueden llevar a ausentismos y disminución de la calidad del trabajo realizado​ (INEGI).

Infraestructura y movilidad urbana

La infraestructura actual del transporte público en la Ciudad de México se enfrenta a retos significativos. Según un informe de Forbes México, la mayoría de las inversiones gubernamentales en movilidad no se destinan al transporte público, a pesar de que este medio representa más del 70% de los viajes en la ciudad. La falta de inversión y planificación crea “conflictos de movilidad,” especialmente en horas pico, lo que contribuye al estrés y la pérdida de tiempo de los trabajadores​ (Forbes MX).

Hacia una solución integral

Expertos proponen la implementación de la “ciudad de los 15 minutos”, un concepto en el que los servicios esenciales están disponibles a poca distancia del lugar de residencia. Este enfoque, junto con la integración de sistemas de movilidad intermodal y la promoción del uso de transporte no motorizado, podría reducir significativamente los tiempos de traslado, mejorando la calidad de vida y, por ende, la productividad laboral.

El transporte público de la Ciudad de México juega un papel crucial en la productividad laboral de sus habitantes. Los largos trayectos y las deficiencias en la infraestructura actual afectan el rendimiento y bienestar de los trabajadores. Invertir en un sistema de transporte eficiente, limpio y sostenible no solo mejoraría la movilidad, sino que también potenciaría la productividad y la calidad de vida de la fuerza laboral en la ciudad.

-Ale Sarmiento