Qué padre fomentar la movilidad sin automóvil desarrollando nuevas líneas de transporte público y mejorando las que hay.
Sin embargo, en México, las autoridades no atienden el llamado que peatones y ciclistas hacen respecto a la prevención de accidentes.
A propósito del Día Mundial sin Auto, es preciso mencionar que en las principales ciudades del país, los atropellamientos sigue siendo una constante.
En muchos casos, sin sanción de por medio, ya sea porque los conductores se dan a la fuga o porque los casos no avanzan a nivel judicial.
En 2020, en la Ciudad de México, que es la más poblada del país, murieron 126 peatones tras ser atropellados, poco menos que los 179 que fallecieron en 2019.
Mientras que las muertes de ciclistas aumentaron 81% entre 2019 (cuando hubo 11 casos) y 2020 (con 20), de acuerdo con datos de la Secretaría de Movilidad (Semovi).
El discurso de las autoridades va enfocado más al acceso a la justicia tras un atropellamiento, la aplicación de la ley y privilegiar el transporte público.
Si bien, ha habido avances, en el Congreso está parada la Ley General de Seguridad Vial, promovida por la Coalición Movilidad Segura, la cual tiene como objetivo salvaguardar la vida de los mexicanos en todas las modalidades de tránsito y garantizar el derecho a la movilidad segura reconocido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Entre sus principales demandas, están: reducir la velocidad de los conductores en las calles; evitar el manejo de un vehículo en estado etílico; uso obligatorio del cinturón de seguridad; regular el uso adecuado de sillas infantiles; uso obligatorio de casco para motociclistas; regular y homologar el otorgamiento de licencias a nivel nacional; y destinar presupuesto para infraestructura dirigida a peatones y otros modos de transporte sustentable.
Se prevé que senadores integrantes de la Comisión de Zonas Metropolitanas y Movilidad, se reúnan el próximo 28 de septiembre para abordar el tema.
En ese contexto, cabe mencionar que en la CDMX se cancelaron las fotomultas con las que se podía regular y sancionar el exceso de velocidad. Ahora las autoridades apostaron por no hacerlo punitivo.
Los especialistas pugnan porque haya una mayor cultura de la prevención de accidentes.