Hay imágenes tan reales que no es posible creer que fueron realizadas por la inteligencia artificial, estos algoritmos se han convertido en tendencia dando entrada a una nueva “realidad”.

Hace tiempo que la inteligencia artificial abandonó el espectro de la ciencia ficción para colarse en nuestras vidas. Sus aplicaciones en múltiples sectores como salud, finanzas, transporte o educación, entre otros han provocado que la Unión Europea desarrolle sus propias Leyes de la Robótica.

La Inteligencia Artificial (IA) es la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano. Una tecnología que todavía nos resulta lejana y misteriosa, pero que desde hace unos años está presente en nuestro día a día a todas horas.

Tipos de inteligencia

Sistemas que piensan como humanos: automatizan actividades como la toma de decisiones, la resolución de problemas y el aprendizaje. Un ejemplo son las redes neuronales artificiales.

Sistemas que actúan como humanos: se trata de computadoras que realizan tareas de forma similar a como lo hacen las personas. Es el caso de los robots

Sistemas que piensan racionalmente: intentan emular el pensamiento lógico racional de los humanos, es decir, se investiga cómo lograr que las máquinas puedan percibir, razonar y actuar en consecuencia. Los sistemas expertos se engloban en este grupo.

Sistemas que actúan racionalmente: idealmente, son aquellos que tratan de imitar de manera racional el comportamiento humano, como los agentes inteligentes.

Este tipo de tecnología esta cautivado al ser humano para la ejecución y aplicación en varios campos como la salud, educación, finanzas, transporte, etc. por mencionar algunos, trae consigo ciertos beneficios como la automatización, reducción de errores humanos, eliminación de tareas repetitivas, disponibilidad infinita, procesos rápidos, precisión, investigación, desarrollo acelerado, mejora de decisiones, mejora de la creatividad permitiendo un mejor desarrollo para el ser humano

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas porque también la IA tiene desventajas como:

  • Desplazamiento de empleos y cambios en el mercado laboral.
  • Riesgos de seguridad y privacidad.
  • Falta de transparencia y explicabilidad (capacidad de comprender y explicar las decisiones tomadas por los sistemas AI).
  • Sesgo y discriminación en los sistemas AI.
  • Dependencia excesiva de la tecnología y la automatización. 
  • Ética y responsabilidad en el desarrollo de AI.
  • Impacto ambiental de la IA y la tecnología asociada
  • Limitaciones en la interacción humano-máquina.
  • Costos y barrera de acceso a la tecnología de IA.

Para aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial y mitigar sus riesgos, es fundamental abordar las preocupaciones éticas, legales y sociales asociadas con su desarrollo y despliegue.

Esto incluye garantizar la transparencia y la explicabilidad en los sistemas de IA, abordar el sesgo y la discriminación, y promover una mayor conciencia sobre los impactos ambientales y sociales de la tecnología de IA.

En última instancia, la inteligencia artificial tiene el potencial de ser una fuerza positiva para el progreso humano, siempre y cuando se implemente y se utilice de manera ética y responsable.

Al colaborar de manera constructiva entre seres humanos y máquinas, podemos aprovechar las ventajas de la IA mientras mitigamos sus desventajas y trabajamos juntos hacia un futuro más equitativo y sostenible.

Por: Yaya