Para México, Estados Unidos es un “aliado” histórico de todo tipo y hasta hace poco, no existía una bibliografía especializada de hablara de la relación de ambos países que comparten una extensión territorial, como lo ubican los especialistas, “septentrional” de américa.
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El escritor Lorenzo Meyer, en 2003 escribió que “en la bibliografía disponible en Estados Unidos, que data de 1800, se citaban las obras de Rippy, Callahan, Howard F. Cline y algunas más de otros autores estadunidenses. Por el lado mexicano, se evocaba a Alberto María Carreño, Gastón García Cantú y Luis G. Zorrilla, que marcaron una época y, en muchos sentidos, sigue siendo una influyente línea de interpretación para entender la relación bilateral”.
Este escrito cita como fecha importante, más que inicial de las relaciones de todo tipo el año 1756, con algunas irregularidades, incluso ocasionado o deformado varios acuerdos, mismos que tuvieron influencia en la imagen que cada país tiene el uno al otro.
Uno de los acontecimientos que marcó, la relación, pero también el trato y la situación futura para México, es sin duda, la del 2 de febrero de 1848 en la que nuestro país firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, con el que cedió a Estados Unidos más de la mitad de su territorio.
Desde entonces, es tal vez, el momento en que el expansionismo de nuestro vecino país del norte marcaría este desacuerdo de muchos mexicanos.
En la actualidad
Varios siglos después y al cabo de muchos sexenios se formó el Tratado de Libre Comercio, activo hasta 1994, recientemente conocido como T-MEC, que acuerda varios puntos comerciales y el acercamiento entre ambos países, incluido Canadá para hablar temas de importancia trilaterales como la inseguridad, las drogas y la migración, además por supuesto de temas económicos.
Recientemente parece que la relación específicamente con Estados Unidos ha tenido varios roces y desacuerdos.
El pasado mes de mayo la Representante Comercial de Estados Unidos , Katherine Tai, solicitó a nuestro país revisar una demanda de trabajadores de la empresa General Motors. Estados Unidos, expuso que en una de las instalaciones de la empresa automotriz se negó a los trabajadores el derecho de libre asociación “sindicalizada” y la negociación de su contrato colectivo.
A ese asunto se sumó otra queja presentada por la AFL-CIO y otras organizaciones en contra de la empresa Tridonex, fabricante de autopartes, que también acusaron de no permitir libertad sindical.
Y la reacción de México la movió la Cancillería mexicana a través del embajador de nuestro país en Estados Unidos, Esteban Moctezuma quien envió una carta al secretario del trabajo de Estados Unidos, Martin J. Walsh para mostrar el desacuerdo por la desatención de no aplicar la legislación laboral norteamericana en la industria de procesamiento y empacado de carne.
A esta tensa relación desde la fecha mencionada, se suman además la inseguridad , la estrategia al crimen organizado y el tráfico de drogas de México a Estados Unidos y el tema migratorio, este último fue necesaria la visita el pasado mes de junio de la vicepresidenta norteamericana, Kamala Harris a nuestro territorio para una platica con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Días después, el responsable de la Seguridad Nacional en Estados Unidos, Alejandro Mayorkas se reunió con el canciller Marcelo Ebrard para hablar de narcotráfico y la inseguridad entre ambas naciones.
Hoy, aparece como cereza al pastel, la demanda que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hizo en contra de 11 fabricantes y distribuidores de armas en Estados Unidos a quienes acusa de emprender tráfico ilegal en nuestro país.
Como se publicó en envozmx, se detalla que “la acción legal fue presentada ante una Corte Federal en Boston, Massachusetts, con el objetivo de detener el flujo de armas ilegales a México”.