El 8 de marzo, la Ciudad de México se llenó de voces, pancartas y demandas por los derechos de las mujeres. Sin embargo, también se llena de marcas que ven en esta fecha una oportunidad comercial.
A este fenómeno se le conoce como Purple washing o mercadotecnia morada, y aunque algunas empresas buscan generar conciencia, otras simplemente lo utilizan como estrategia de ventas.
Entre la conciencia y la conveniencia
Las empresas que realmente apoyan la causa feminista suelen ir más allá de los colores en su publicidad. Implementan políticas de igualdad salarial, crean campañas de sensibilización dentro de sus organizaciones y apoyan a colectivos que trabajan por los derechos de las mujeres.
No obstante, muchas otras marcas se limitan a cambiar su logo a color morado o lanzar promociones “especiales” sin aportar realmente a la lucha feminista.
Promociones con discurso vacío
En la Ciudad de México, es común ver restaurantes con descuentos “para ellas”, tiendas con ofertas “en productos femeninos” y marcas que utilizan eslóganes inspiradores sin hacer cambios internos.
Este tipo de estrategias suelen ser vistas con escepticismo y, en ocasiones, generan rechazo por parte de los movimientos feministas que consideran que la lucha no debe ser un recurso de marketing.
El costo de la falta de autenticidad
Las marcas que caen en el Purple Washing (apropiación superficial del feminismo con fines comerciales) pueden enfrentar un duro golpe a su reputación.
En un mundo donde la información fluye rápidamente, los consumidores analizan cada vez más las acciones reales de las empresas. No basta con cambiar los colores o usar frases de empoderamiento; la autenticidad se mide con acciones concretas.
Un marketing con impacto real
Si las empresas desean sumarse al 8 de marzo de manera legítima, deben hacerlo con coherencia y compromiso. Esto implica ofrecer mejores condiciones laborales a las mujeres, apoyar causas sociales y, sobre todo, no lucrar con la lucha feminista.
En una ciudad con una fuerte movilización feminista como la Ciudad de México, las marcas deben elegir entre unirse de manera auténtica o arriesgarse a ser señaladas por oportunismo.
¿Y tú, qué opinas?
Karina González