En internet todos buscamos una cosa antes de comprar algo: opiniones reales. Pero hoy, entre videos patrocinados, comentarios dudosos y reseñas súper producidas, distinguir lo auténtico de lo “forzado” se volvió casi un talento especial.
Lo curioso es que los jóvenes ya desarrollaron un radar increíble para detectar cuando una reseña suena demasiado perfecta. Si el creador empieza diciendo que todo es increíble, que “lo cambió todo” y que “tienes que comprarlo ya”, la mayoría lo identifica al instante: suena pagado, suena guionado, suena falso.
Las reseñas que de verdad conectan son todo lo contrario. No necesitan luces ni cámaras bonitas; necesitan honestidad. Un video donde alguien cuenta lo bueno y también lo no tan bueno, donde explica su experiencia real o muestra el producto con sus defectos, genera más confianza que cualquier colaboración elegante. Y eso las marcas ya lo saben.
Otra señal de autenticidad es cuando la persona usa el producto por varios días, no solo para grabar el video. Los jóvenes confían más en quien dice: “lo probé una semana y esto fue lo que pasó”, que en quien lo muestra por primera vez en medio de un unboxing súper armado.
Pero lo más interesante es que las reseñas falsas ya no solo molestan… también aburren. En cambio, las voces reales, espontáneas y un poco caóticas son las que están marcando tendencia. Hoy, ser honesto vende más que actuar perfecto.
Al final, la diferencia entre una reseña real y una pagada no está en la calidad del video, sino en lo que transmite. Las personas ya no buscan a alguien que les venda, sino a alguien que les cuente la verdad.
Por : Andy I.






