La pérdida de un ser querido es una experiencia universal que trasciende fronteras culturales y emocionales. Cuando la muerte llega a una persona amada debido a la edad avanzada, la mezcla de emociones es profunda y compleja. En la cultura mexicana, la muerte se vive con un matiz particular, entre la negación, la nostalgia, el egoísmo de no querer dejar ir a la persona que ya no disfruta de la vida y, algunos casos, abandono.
Uno de los primeros sentimientos que emergen ante la pérdida de un ser querido es la negación. Es difícil aceptar que alguien que ha sido una parte integral de nuestra vida ya no estará más. ¿Cómo se lleva una vida así? Bueno… Esto es, a menudo, una defensa psicológica para evitar enfrentar el dolor inmediato.
Junto con la negación, surge el egoísmo de no querer dejar ir. Queremos que esa persona siga presente, que continúe compartiendo momentos y experiencias con nosotros. Escuchar su risa, voz y consejos. Nos aferramos a los recuerdos y a la esperanza de que todo pueda volver a ser como antes. Spoiler alert: no vuelve a ser igual, construimos con el paso del tiempo (el que sea necesario) una nueva forma de vivir. Resignados – o no – a ya no contar con la presencia de esa persona.
Nostalgia y ¿abandono?
La nostalgia es otro sentimiento poderoso que acompaña la pérdida. Recordamos los buenos tiempos, las risas, los consejos y la sabiduría compartida. Estos recuerdos, aunque dolorosos, también son una fuente de consuelo. Sin embargo, junto con la nostalgia, puede aparecer un sentimiento de abandono. No generalizo, cada persona vive y experimenta los duelos de forma muy independiente.
Sentir desamparo ante la ausencia de esa persona que tanto significaba para nosotros puede ser otro de los sentimientos durante un duelo. Este sentimiento es particularmente fuerte cuando se trata de una figura central en la familia, como un abuelo o una abuela, cuya sabiduría y amor parecían inagotables.
En México, la muerte tiene un significado cultural profundo y único. El Día de los Muertos, por ejemplo, es una celebración que honra a los difuntos con altares, ofrendas y rituales que buscan mantener viva su memoria. Esta festividad refleja una visión de la muerte como parte del ciclo de la vida, donde los muertos no son olvidados, sino recordados y celebrados.
La pérdida de un ser querido, especialmente debido a la edad avanzada, es una experiencia que mezcla tristeza, nostalgia, miedo. Aceptar la pérdida y encontrar maneras de honrar la memoria del ser querido puede ser un paso importante hacia la sanación. Aunque el dolor de la ausencia nunca desaparece por completo, aprender a vivir con esa pérdida es parte del proceso de seguir adelante, manteniendo viva la esencia de quienes hemos amado.
Te extrañamos y pensamos con cariño desde acá, en la tierra.
Por: Daniela Cervantes