Por: Omar E.M.

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El cerebro humano es un órgano fascinante que no solo regula nuestras funciones biológicas, sino que también es el centro de nuestras emociones. Las emociones son respuestas complejas que integran elementos psicológicos, biológicos y sociales, y su comprensión radica en cómo el cerebro procesa y responde a estímulos tanto internos como externos. 

El cerebro comprende más de 80,000 millones de neuronas las cuales no todas se encuentran vinculadas con los procesos emotivos. Sin embargo, el cerebro tiene módulos específicos para iniciar, entender, categorizar, memorizar y atender a una emoción.

El funcionamiento interno del cerebro conecta diferentes partes de él además de las neuronas para poder sentir algo dentro de nosotros, como son: el hipotálamo y el hipocampo. El hipotálamo es el encargado de liberar todas las hormonas necesarias para sentir emociones mientras que el hipocampo controla los procesos mentales relacionados con la memoria. Sin embargo, se encuentran otras partes del cerebro involucradas.  

El cerebro tiene diversas áreas que participan en el procesamiento emocional. Sin embargo, algunas son fundamentales:

  • La amígdala: es una estructura clave en el procesamiento emocional, especialmente en la detección de emociones como el miedo y la ira. Esta pequeña región es crucial para nuestra supervivencia, ya que nos ayuda a identificar amenazas y activar respuestas rápidas.
  • El sistema límbico: compuesto por varias estructuras, incluyendo la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo, el sistema límbico juega un papel fundamental en la regulación de nuestras emociones. También se le asocia con la memoria emocional, facilitando el almacenamiento y la recuperación de recuerdos que están vinculados a una experiencia emocional.
  • La corteza prefrontal: esta región es responsable de la regulación y control de las emociones. Nos ayuda a moderar respuestas emocionales impulsivas y permite tomar decisiones más racionales. Por ejemplo, en situaciones estresantes, la corteza prefrontal interviene para reducir la respuesta emocional extrema, proporcionando un enfoque más objetivo.

Como dijimos, también las neuronas juegan un papel importante para poder desempeñar las emociones, aunque también se encuentran vinculadas. Además las estructuras cerebrales, las hormonas y los neurotransmisores. Todos ellos juegan un papel crucial en la forma en que experimentamos emociones, además de las sustancias químicas que les ayudan, como:

  • La dopamina: es conocida como la “hormona del placer” y está relacionada con sensaciones de bienestar, motivación y recompensa. Niveles altos de dopamina en ciertas áreas del cerebro están vinculados con emociones positivas como la alegría.
  • La serotonina: a menudo asociada con la regulación del estado de ánimo, la serotonina ayuda a equilibrar emociones como la felicidad, el enojo y la tristeza. Un desequilibrio en sus niveles puede llevar a trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
  • El cortisol: es la principal hormona del estrés. Cuando nos enfrentamos a situaciones amenazantes, el cerebro libera cortisol para prepararnos para una “respuesta de lucha o huida”. Sin embargo, la exposición prolongada a altos niveles de cortisol puede generar problemas emocionales, como ansiedad crónica.

El impacto de las emociones en la salud mental

Las emociones no solo nos ayudan a navegar por el mundo social, sino que también afectan nuestra salud mental. Cuando el procesamiento emocional se ve alterado, ya sea por desequilibrios químicos, lesiones en las estructuras cerebrales o condiciones de estrés prolongado, se pueden desarrollar trastornos emocionales como la ansiedad, la depresión o el trastorno bipolar. 

Del mismo modo, no solo las emociones negativas afectan la salud; las emociones positivas también tienen un impacto significativo en el bienestar. Sentimientos como la alegría, la gratitud y la serenidad desencadenan la liberación de neurotransmisores como la dopamina y las endorfinas, que promueven una sensación de bienestar. 

Las investigaciones muestran que mantener un estado emocional equilibrado y experimentar emociones positivas regularmente pueden fortalecer el sistema inmunológico mejorando la respuesta inmune protegiendo contra infecciones y enfermedades crónicas. 

La reducción en el riesgo de enfermedades crónicas gracias a la gestión efectiva de las emociones, junto con un estado emocional positivo el cual puede reducir la incidencia de enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y el cáncer, y finalmente el mejoramiento de la longevidad, ya que las personas que experimentan emociones positivas con frecuencia viven más tiempo y tienen una mejor calidad de vida en la vejez. 

El impacto de las emociones en la salud es vasto y multifacético. Las emociones no solo son una parte integral de nuestra experiencia humana, sino que también juegan un papel clave en nuestra salud mental y física. 

La incapacidad para gestionar las emociones adecuadamente puede llevar a trastornos mentales y enfermedades físicas, mientras que un enfoque saludable hacia la regulación emocional puede promover el bienestar general.