Científicos de la NASA y el NOAA determinaron que el desequilibrio energético entre el Sol y el planeta Tierra tendrá como consecuencia que empeore el cambio climático.
De 2005 a 2019 se tiene registrado cómo se duplicó la energía radiactiva que la atmósfera de la Tierra recibe del Sol y cuánta radiación infrarroja térmica regresa al espacio. Un juego cósmico que debería beneficiar a todos, pero por el factor humano y otras mediciones, se está perdiendo.
¿Cómo miden el desequilibrio Tierra-Sol?
Con los sensores satelitales Clouds and the Earth’s Radiant Energy System (CERES) de la NASA y que sirve para medir cuánta energía entra y sale de la Tierra. Y con Argo, un sistema global de flotadores oceánicos, que permite medir la velocidad a la que los océanos del mundo se calientan.
Y para complementar que impulsa el desequilibrio, se analiza el cambio en las nubes, el vapor de agua, las contribuciones combinadas de los gases y la salida de luz del Sol, la cantidad de luz reflejada por la superficie de la Tierra, diminutas partículas atmosféricas llamadas aerosoles y cambios en la distribución de la temperatura superficial y atmosférica.
El estudio de la NASA y NOAA relata un panorama a largo plazo y no predice con certeza cómo serán los años próximos para la Tierra por el desequilibrio energético. Pero si advierte que el calor en el planeta traerá cambios climáticos más severos a los que pasan en la actualidad.
FM