La Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos ordenó la reactivación del programa “Quédate en México”, que Joe Biden interrumpió como una de las primeras acciones de su gobierno.
¿En qué consiste “Quédate en México”?
Cuando una persona solicita asilo debe permanecer en ese país durante su trámite, según las normas internacionales. Eso no sucede con este programa. Quédate en México mandata que quienes piden asilo en Estados Unidos no permanecen ahí a esperar la respuesta, sino que son enviados a México. Los migrantes que no lograron entrar a Estados Unidos pueden presentar su solicitud, pero se quedan en México a esperar respuesta. Actualmente, hay alrededor de 27 mil personas en esta situación. Este programa fue instaurado durante el cuatrienio de Donald Trump, en coordinación con el gobierno de López Obrador. Joe Biden lo suspendió en febrero de este año, pero ahora debe retomarlo.
¿Qué representa para las relaciones México-Estados Unidos?
La reactivación del programa necesita la cooperación con México, pues, formalmente, Estados Unidos no puede obligar a su vecino a ayudarlo a implementar el programa. Biden no quiere ejecutarlo, porque es un sello distintivo de Donald Trump y es abiertamente violatorio de derechos humanos.
Para México la decisión de la Suprema Corte de EU podría ser una buena noticia, porque le da una carta de negociación para congraciarse con Joe Biden. Negarse a participar en este programa otorga a Biden el pretexto perfecto para no implementarlo.
Seguramente, México usará esta carta para pedir más vacunas o impulsar que la apertura total de la frontera, pues el cruce está restringido por motivos de la pandemia, lo que ha tenido repercusiones económicas para ambos países.
¿Y los migrantes?
El interés de Biden en eliminar el programa es positivo para los migrantes y el rechazo de México a implementarlo podría ayudar a miles de migrantes a cruzar la frontera y esperar en Estados Unidos la respuesta su solicitud. Pero éste es sólo un paliativo. Está por verse si México y Estados Unidos son capaces de desarrollar una política migratoria conjunta ordenada y respetuosa de derechos humanos. En el caso de México, hasta ahora simplemente ha obedecido las instrucciones de su vecino, como cuando militarizó la frontera con miles de guardias nacionales por órdenes de Donald Trump a partir de 2019. Tal vez ahora que López Obrador tiene un jefe más cuerdo en la Casa Blanca empiece a tratar a los migrantes con más humanidad.