A poco seis meses de iniciada la vacunación en el país, 35 millones de mexicanos han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19, es decir, 39 por ciento de la población mayor de 18 años está vacunada.

Sin embargo, hay grupos de personas que permanecen exceptivos y renuentes de ponerse alguno de los antígenos disponibles en el país. 

Felipe Nava tiene 52 años, vive en la alcaldía Xochimilco de la Ciudad de México y no se ha vacunado contra el COVID-19, dijo que la falta de información sobre el contenido de los biológicos es lo que lo ha llevado a tomar esta decisión. 

“Los laboratorios del mundo no están al beneficio de salud pública, sino para intereses muy marcados, ya ha pasado antes de que nos han mentido, no sabemos que nos van a inyectar, varios médicos han impugnado preguntando y no dicen nada”, expuso.

Felipe mencionó que está consciente del riesgo que corre de poder contagiarse, sin embargo, prefiere seguir solo con las medidas sanitarias como el uso del cubrebocas y el gel antibacterial antes que inmunizarse.

“Lo que está pasando con las personas que no queremos vacunarnos es que nos están segregando, la propia gente te empieza a mirar como la oveja negra, como el que va en contra”, indicó.

Sin embargo, el caso de Felipe no es el único en el país, ya que diversos sectores de la población han rechazado la vacuna, incluso hay municipios enteros donde sus integrantes no se inocularon.

Expertos consideran esta problemática se da por la falsa información que circula en las redes sociales y los medios de comunicación, además de una mala difusión por parte del gobierno para contrarrestar los efectos adversos de la vacuna .

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EL RECHAZO ENTRE LA POBLACIÓN

Según los datos del Gobierno de la Ciudad del pasado 25 de julio —en el corte semanal de información sobre el número de vacunados— desde adultos mayores hasta personas de 30 a 39 años edad.

La información difundida señala que el 15 por ciento de los adultos mayores de 60 a 69 años de la capital no se vacunó, es decir, 238 mil 951 personas.

Respecto a las personas que tienen entre 50 y 59 años de edad, 13 por ciento de la población estimada no se inoculó, 163 mil 536 ciudadanos.

En cuanto a los de 40 y 49 años de edad, el 74 por ciento acudió a ponerse la primera dosis, lo que significa que 355 mil 628 no fueron a recibir la primera tanda del medicamento.

Mientras que en el caso de las personas entre 30 y 39 años el 64% tienen la primera dosis de la vacuna. Sobre los que tienen de 18 y 29 años de edad aún no hay datos, ya que hasta esta semana se aplicará a este grupo.

INFORMACIÓN FALSA, EL PROBLEMA

Existen varias causas que ocasionan el rechazo a la vacunación anti COVID-19 en el país, pero una de las principales es la información falsa que circula en las redes sociales y los medios de comunicación y que muchas personas consumen, dijo Xavier Tello, especialista en políticas públicas de salud.

“Pero también hay otro sector que maneja sus propias teorías, con base a lo que cree que sabe y lo difunden, eso también es muy peligroso”, explicó.

El especialista expuso que hay un pensamiento en quienes rechazan la vacunación por los efectos secundarios que tendrán.

“Por ejemplo, la vacuna AztraZeneca llegaba a presentar trombosis, en uno de un millón casos, según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, la posibilidad de morir alcanzado por un rayo es de uno en 500 mil, es más probable que te caiga un rayo a que te de una trombosis”, declaró.

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Tello atribuyó el problema a una carencia en la estrategia de información oficial y a la intensa difusión sobre los efectos negativos.

“La información oficial es terriblemente deficiente, dónde está este programa que explique con manzanitas a la población qué pasa si no se vacuna, que efectos secundarios tiene el biológico”, consideró.

El especialista opinó que el gobierno debe difundir de otra forma los beneficios de la vacunación. “En la época de las redes sociales el discurso aumenta, es un megáfono, lo único que puedes hacer es contrarrestar todo esto que se difunde con información positiva y sustentada”.

Advirtió que, de seguir con esta negativa por parte de la gente, puede pasar lo mismo que en Estados Unidos donde empezó a decaer la inoculación. “El primer peligro es que la gente ya no quiera aplicarse el antígeno, mientras surge esta tercera ola con la variante Delta, el otro riesgo es que se pierda la credibilidad de los efectos positivos de las vacunas”, sentenció.

Adriana Estrada