El tiempo avanza y nuestra pirámide poblacional está cambiando de forma: México está dejando de ser un país de jóvenes. Las personas de 60 años y más, que hace siete décadas representaban apenas el 5% de la población, pasaron a ser el 12% en 2020. Las proyecciones dicen que en 2030 serán 15% y más del 20% en 2050.

 

Cantidad de personas mayores y jóvenes en la población y cambio de patrones
Pirámide poblacional
Fuente: healthdata.org

Según el último censo, en nuestro país habitan 8.1 millones de mujeres y 7 millones de hombres mayores de 60 años  y se encuentran en los estados más poblados: Estado de México,  Ciudad de México, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato y Nuevo León.

Uno de los problemas que afrontan las personas mayores es la falta de ingresos. El mismo censo nos arroja un dato demoledor: La mitad de ellos (5.1 millones) no tendrán recursos mensuales suficientes para cubrir sus alimentos, bienes y servicios necesarios para satisfacer sus necesidades básicas. Peor aún, a un 19% (2 millones) no le alcanza para cubrir la canasta básica.

 

40% de las personas de 60 y más estén en el mercado laboral o buscando empleo

Los apoyos para adultos iniciaron con Vicente Fox.

Vicente Fox se le recuerda mucho por sus dichos pero poco por sus hechos, pues los apoyos iniciaron en su sexenio enfocados en la población de 60 años y más en localidades rurales con menos de 2,500 habitantes, de alta y muy alta marginación vía la SEDESOL.

 

  • 2003 se inicia “Programa de Atención a los Adultos Mayores” vía SEDESOL.
  • 2007, se creó el Programa 70 y Más, que sustituyó al anterior programa.
  • 2013, el programa 70 y más modificó su denominación por la de “Pensión para Adultos Mayores”.

 

Pensión para el Bienestar: un derecho que está en la Constitución

En mayo del 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 4 de nuestra Carta Magna que instituye programas sociales en favor de diversos grupos vulnerables de la población: como son las personas con discapacidad permanente; becas para los estudiantes de todos los niveles escolares de educación pública, priorizando los que viven en condiciones de pobreza y los adultos mayores.

 

Apenas hace unos días, la Secretaría de Bienestar publicó en el Diario Oficial de la Federación nuevas reglas para la Pensión para Adultos Mayores. Entre lo más relevante está el aumento de los montos de apoyo, que quedará en mil 550 pesos mensuales que se pagarán bimestralmente. Otra buena noticia: ahora se entregará desde los 65 años y no desde los 68 (lo que implicará 2.5 millones más de beneficiados).

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador recientemente anunció que él empezaría a cobrarla:

“Yo voy a recibir mi tarjeta porque era a partir de los 68 años y ahora es partir de los 65. Cumpliré 68 años en noviembre. Ya tengo mi tarjeta y la voy a recibir, esta pensión es universal y no nada más es para los pobres, es para los adultos mayores por su contribución al desarrollo de México, es una pequeña recompensa, un pequeño reconocimiento.”

Una buena idea en papel pero con deficiencias en la práctica

La Auditoría Superior de la Federación (ASF), ha detectado importantes irregularidades en la operación de este programa, en concreto al hallar deficiencias en los pagos a un total de 82 mil 870 beneficiarios, lo que representa un monto de casi mil millones de pesos por aclarar.

 

Por su parte, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria señaló que no es posible saber si la totalidad de los más de 8 millones de beneficiarios recibieron su pensión porque no se cuenta con un padrón confiable,  ya que el existente tiene pagos duplicados y personas fallecidas:

 

“Por todas sus irregularidades, hay 10 mil 643 millones de pesos que desconocemos si efectivamente se entregaron a los adultos mayores. Al aumentar el monto y cobertura de este programa, se corre el riesgo de que estos problemas se propaguen y se pierda la confiabilidad de la pensión. Por su naturaleza de programa universal, debe contar con mejores mecanismos de identificación de beneficiarios y de rendición de cuentas para evitar la opacidad del gasto público”, señala el reporte.

 

¿De dónde vamos a sacar el dinero para mantener estas pensiones?

 

En el reciente evento con motivo del Aniversario de Benito Juárez, AMLO  declaró que la pensión se incrementará gradualmente hasta llegar la doble al inicio de 2024. Los aumentos, comenzarán con un 15% este julio, mientras que cada enero el incremento será del 20% anual, más inflación, “hasta llegar a 6,000 bimestrales”.

 

La propia Secretaria de Hacienda y Crédito Público anunció que el programa de pensiones para adultos mayores se incrementaría en 2022… un 76% más, al pasar de 135 mil millones a 240,000 millones de pesos.


El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) estima que este 2021 se gastará 5% del Producto Interno Bruto (PIB) para financiar el sistema de pensiones en el país y para el 2024 la cifra ascenderá a 6.5 por ciento.

Otras proyecciones señalan que se requerirá un presupuesto equivalente a 1.9% del PIB para que en 2024 puedan atenderse los 12 millones de adultos mayores de 65 años en el país, más o menos un 6.5% del PIB.

Diversos expertos coinciden en que, dadas las finanzas actuales, no habrá dinero que alcance y que este tema puede convertirse en un riesgo para el país. Y, como ahora es un derecho constitucional, las posibilidades son:

  • incumplir con el derecho
  • adquirir deuda para cubrir los apoyos
  • sacrificar otros rubros como educación, salud o inversión en infraestructura.
  • reducir el monto del apoyo
  • incrementar, nuevamente, la edad

 

Lo cierto es que en 2024 seremos más viejos y se necesitarán mayores apoyos como el que recibe María Merenciana Montes de Oca, pero ¿de dónde saldrá el dinero?