La historia que enseñaron en México estaba dividida entre buenos y malos, nada más, explicó el historiador Alejandro Rosas sobre la educación de la Conquista. Aseveró que los libros de texto gratuito ofrecen una mirada distorsionada del pasado, con un discurso “indigenista y antiespañol, con muchos prejuicios”.

“Tenemos una deuda pendiente con el pasado colonial que fue hace 300 años y también con Cortés y este proceso que se conoce como la Conquista de México, los que estudiamos en el siglo XX con los libros de texto crecimos con una idea muy distorsionada”, aseguró Rosas.

Para el historiador, la narrativa que manejan los textos es un tanto sesgada donde la conquista se le atribuye a un solo autor -los españoles- cuando fue una obra conjunta con otros pueblos como los tlaxcaltecas, totonacas y huejotzingas, sin embargo, la población indígena adquirió un papel de víctima.

En este sentido, la también historiadora, Guadalupe Jiménez Codinach, en una entrevista con El País, señaló que el 1% europeos y 99% indígenas– se unieron para atacar a los indígenas que habían sido sometidos por los mexicas. “No se nos olvide que esos grupos conquistaban”.

La llegada de Hernán Cortés a los primeros libros de texto gratuito estuvo a cargo de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) en los años 60; el primer ejemplar que se hizo se llamó “Guión Técnico Pedagógico”, que contenía las bases para la producción de los contenidos para que, a partir de este, los autores de los libros desarrollaran los temas.

La Conquista: Una historia de prejuicios

Pese que en el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) hubo un avance en la revisión de cómo se contaba la historia nacional en los libros de texto, este proceso, explicó Rosas, quedó atorado, por lo que urgió a retomarlo. “Ahora es muy sinóptica como te la presentan y eso tampoco ayuda, para entender los procesos”.

“Seguimos sin darle al clavo en cómo transmitir la enseñanza de la historia, de tal modo que las nuevas generaciones se apasionen, tendría que ser mucho más amena, donde a los alumnos les pueda interesar una batalla, un personaje, y no tan solemne”, destacó el también autor de Mitos de la historia mexicana y 99 pasiones en la historia de México.

El historiador consideró que hasta la fecha es poca la historia nacional que se imparte en la educación básica, la cual, desde su punto de vista debería de ser sin prejuicios, donde el alumno tuviera la oportunidad de cuestionar. “No hay verdades históricas, debe haber más comprensión y más análisis”.

La Conquista: Una historia de prejuicios

El uso político de la historia

Para el historiador Alejandro Rosas, la solicitud del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto de que el rey de España pida perdón por los abusos cometidos contra la población indígena durante la Conquista tiene que ver más con un discurso político.

“Si vamos a empezar a buscar que se disculpen grupos sociales, los descendientes de los mexicas o los aztecas tendrían que pedir disculpas a los pueblos originarios del Valle de México, a los que llegaron a desplazar o subyugar”, resaltó Rosas.

Al respecto, Jiménez Codinach dijo que el maltrato a los indígenas y el racismo no es de hace 500 años, es de ahora. “¿Por qué no se fija en los indígenas de hoy, de Chiapas, de Oaxaca, de Guerrero? No tienen agua, no tienen servicios médicos adecuados. En San Quintín, Baja California, los dueños de las agroindustrias que abusaban de indígenas eran políticos del PAN y del PRI”. 

Y agregó “No pidas al Rey y al Papa que pidan perdón porque no había España y no habia México. El primero que tiene que hacer mea culpa es el Gobierno”.

Sobre la celebración que López Obrador llevará a cabo el próximo 13 de agosto, para festejar los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, Alejandro Rosas resaltó que dicha fecha es errónea.

“Este gobierno como los demás trae su propia narrativa, trae una historia en términos políticos y muy ideologizada, como ciudadanía lo que nos corresponde es confrontar e investigar para no quedarse con verdades a medias”, apuntó

Añadió que, si bien la fecha más acertada entre especialistas indica que fue en el año 1325, y no en 1321 como refiere el Presidente, “no hay ningún fundamento, ni por códice, ni por tradición, ni nada que señale que fue hace 700 años”.

 

Adriana Estrada