La respuesta evidente a esta pregunta parecería ser garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, en pleno 2021, la realidad dista del desarrollo y el respeto a los derechos humanos de las mujeres y las niñas.

En diversos ámbitos, tanto públicos como privados, hay diferencias que impiden el desarrollo igualitario entre hombres y mujeres. Aunque estas diferencias se originen a partir de diversos factores, la violencia y la pobreza son claves en las marcadas desventajas que tienen las mujeres respecto a los hombres.

De acuerdo al CONEVAL, en 2020, el 53.6% de las mujeres percibieron un ingreso inferior al de la línea de pobreza y el 44.4% viven en situación de pobreza.

Desigualdad entre hombres y mujeres desde lo privado

Para lograr la igualdad de las mujeres se debe comenzar desde los espacios privados, pues es aquí donde empiezan las desigualdades y donde la violencia contra las mujeres y niñas es recurrente.

Datos del gobierno de México señalan que en lo que va del año, de las llamadas dirigidas al 911, se registraron 241,491 relacionadas a incidentes de violencia hacia las mujeres. De estas llamadas, 217,815 fueron relacionadas a violencia de pareja; más de 5 mil refieren a abuso sexual y poco más de 8 mil a acoso sexual.

Además de esta clara forma de violencia, muchas experimentan violencia económica por parte de sus parejas, lo que fomenta la precariedad en el hogar al haber una mínima o nula participación en las finanzas y decisiones dentro del mismo, aunado a la baja escolaridad y limitadas oportunidades de empleo, principalmente entre las mujeres que tienen uno o más hijos.

En este sentido, las madres solteras también presentan retos similares cuando hay una baja escolaridad y son la única fuente de ingreso en el hogar.

De acuerdo al Instituto Nacional de Mujeres, cerca de 2 millones 500 mil mujeres son madres solteras en México, de ellas solo el 24.3% tienen educación superior, aunque del total de madres solteras en el país, el 75% trabaja o desempeña alguna actividad económica.

Pero también en lo público importa

La participación de las mujeres en la vida política del país no solo representa un avance contra las desigualdades estructurales de género, sino que también dan voz a los sectores menos representados y crean una participación realmente democrática en la vida pública y política de los países.

Como se ha visto en los últimos años, el aumento de la participación de las mujeres en la política mexicana ha gestado políticas públicas encaminadas al desarrollo de este sector y a la garantía y aplicación de sus derechos más básicos.

De este modo, han sido últimamente las representantes de gobierno, servidoras públicas y activistas sociales, quienes han trazado los caminos de acción para crear políticas públicas que erradiquen la violencia contra las mujeres, como en el caso de la Ley Olimpia.

Así también, hay diputadas que siguen trabajando para crear mecanismos jurídicos que no solo protejan a las mujeres adultas, sino también a la niñez en la vida doméstica y privada.

Por mencionar un ejemplo: Maribel Aguilera Chairez, diputada federal por Durango, quien dentro del Congreso ha publicado la iniciativa para determinar como delito grave a quienes incumplan con el pago de pensión alimenticia. Aguilera Chairez también ha sido vocal de la iniciativa para generar un registro nacional de agresores sexuales.

Entonces, ¿por qué importa el apoyo a las mujeres?

Las políticas públicas que generen la independencia económica, política y social de las mujeres no solo reducen la brecha de desigualdad, sino que estimulan el desarrollo económico de un país, la movilidad social de generaciones y crean entornos seguros, tanto privados como públicos, para mujeres, adolescentes y niñas. Y con ello, se trazan las sendas de una sociedad realmente democrática, participativa e igualitaria.