En el rico folclor de refranes y dichos populares, uno que destaca por su peculiaridad es “febrero loco y marzo otro poco”. Este refrán, con su ritmo pegajoso y su alusión a la locura y la continuidad, ha intrigado a muchas personas a lo largo de los años. Pero, ¿cuál es su significado y origen? ¿Por qué se dice así?

El enigma de febrero

Febrero, el segundo mes del año en el calendario gregoriano, es famoso por su brevedad. Con solo 28 días en la mayoría de los años y 29 en este 2024, febrero es el mes más corto. 

Pero su brevedad no es su única característica notable, también es conocido por su clima impredecible y cambiante. En muchas regiones, febrero puede ser un mes de contrastes climáticos extremos, con días soleados seguidos de frías tormentas de invierno.

Este clima voluble ha llevado a la percepción popular de que febrero está “loco”, aunque aquí no se refiere necesariamente a una locura literal, sino más bien a la idea de que el clima de febrero puede ser errático, impredecible y, en cierto sentido, “caprichoso” en su comportamiento.

La continuidad de marzo

Por otro lado, marzo sigue a febrero, y aunque en muchos lugares el clima todavía puede ser inestable en este mes, se percibe como un periodo de transición hacia la primavera (o el otoño en el hemisferio sur). Marzo es testigo de días más largos, temperaturas que tienden a elevarse gradualmente y un sentido general de renovación y rejuvenecimiento en la naturaleza.

Así, cuando se dice “marzo otro poco” después de “febrero loco”, se está sugiriendo que marzo puede seguir un patrón similar al de febrero, pero con una ligera mejora o estabilización en las condiciones climáticas. La expresión sugiere una continuidad en la variabilidad del clima, aunque con una tendencia hacia la estabilización y el avance hacia una temporada más templada y estable.

Orígenes y significado cultural

El refrán “febrero loco y marzo otro poco” ha sido transmitido a lo largo de generaciones, y aunque su origen exacto puede ser difícil de rastrear, refleja la observación común de los patrones climáticos en muchas regiones del mundo.

Culturalmente, este refrán también puede tener un significado más profundo. Puede interpretarse como una metáfora de la vida misma, con sus momentos de caos y cambio seguidos de períodos de estabilidad y progreso gradual. Además, puede servir como recordatorio de que la naturaleza y el tiempo tienen sus propios ritmos, y que la paciencia y la adaptabilidad son virtudes importantes para enfrentar la incertidumbre y los desafíos que trae consigo el cambio.

En resumen, “febrero loco y marzo otro poco” es un curioso refrán que encapsula la naturaleza impredecible del clima de febrero, seguido de la esperanza de una ligera mejora en marzo. Más allá de su significado literal, este refrán nos invita a reflexionar sobre la naturaleza cíclica de la vida y la importancia de la adaptabilidad frente a los cambios. Como muchos refranes populares, ofrece una sabiduría simple pero perdurable que trasciende las estaciones y los siglos.

Por: Isaías ML

@pistorey