Por: Majo Juárez

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¿Alguna vez habías escuchado de una escuela sin maestras, calificaciones y grados? Aunque parezca poco convencional, el método Montessori ha estado revolucionando la forma en que entendemos la educación. No hay maestros, sino guías,  los alumnos tienen libertad para aprender a su propio ritmo y toman decisiones sobre su proceso educativo. Aunque muchos consideran que este es el mejor método, otros cuestionan si realmente es una buena opción a largo plazo. 

¿Autonomía o normas?

Como se mencionaba anteriormente, uno de los grandes diferenciadores de Montessori es la autonomía que promueve al permitir a sus alumnos elegir sus actividades y aprender de manera independiente. Sin embargo, esta libertad puede ser un desafío para aquellos niños que necesitan más estructura y reglas claras, algo que ofrecen las aulas tradicionales.

¿Maestros o guías?

Por otro lado, no existen “figuras autoritarias”. Los docentes son guías que buscan el pensamiento crítico en sus estudiantes. En este caso, además de no acostumbrarse a seguir a una autoridad, existen niños que también requieren una orientación más directa.

¿Buen modelo?

Con estos cuestionamientos podemos entender que si bien puede no ser la opción ideal para todos los niños, los beneficios del método son innegables. Fomenta la responsabilidad, la toma de decisiones y el desarrollo de habilidades sociales y cognitivas, lo que lo convierte en una excelente opción para quienes prosperan en un entorno más libre y personalizado. Si se implementa correctamente, Montessori puede ser una herramienta poderosa para el aprendizaje y el desarrollo integral de los estudiantes.