¿Alguna vez te has mirado al espejo y has sentido que lo que ves no eres tú? Esa sensación de incomodidad extrema con el propio cuerpo tiene nombre: disforia corporal. Aunque puede tener muchas causas, en los trastornos alimenticios es uno de los síntomas más difíciles de detectar… y de enfrentar.

¿Qué es la disforia corporal?

La disforia corporal es un malestar profundo con la propia apariencia física. No se trata solo de no gustarse o querer cambiar algo: es una distorsión intensa y persistente que puede llevar a rechazar por completo la imagen corporal, incluso cuando esta ha sido modificada hasta el extremo.

En personas con trastornos alimenticios como la anorexia nerviosa, la bulimia o el trastorno por atracón, esta disforia se convierte en el centro de su mundo: todo gira en torno a una batalla interna con su cuerpo. No importa cuánto peso pierdan, cuántas reglas impongan a su alimentación, o cuántas veces se miren al espejo… nunca es suficiente.

El espejo miente (y la mente también)

Quienes viven con disforia corporal suelen tener una percepción distorsionada de su cuerpo. Pueden estar peligrosamente por debajo de su peso ideal y seguir viéndose “gordas”. O experimentar una sensación de incomodidad física constante, como si su cuerpo no encajara con quiénes son.

Esto no es vanidad. Es dolor. Es miedo. Es ansiedad.
Y en muchos casos, es una forma de intentar controlar algo cuando todo lo demás parece incontrolable.

¿Cómo se relaciona con los trastornos alimenticios?

Los trastornos alimenticios no son solo conductas alimentarias desordenadas: son enfermedades mentales complejas que muchas veces se originan en el rechazo al propio cuerpo. La disforia corporal puede:

  • Desencadenar dietas extremas, que derivan en restricciones o atracones.
  • Alimentar pensamientos obsesivos sobre peso, talla, grasa corporal.
  • Reforzar conductas dañinas como el vómito inducido, el uso de laxantes o el ejercicio compulsivo.

A largo plazo, este ciclo refuerza la disforia y deteriora la salud física y mental.

¿Por qué pasa esto?

Vivimos en una cultura que idealiza cuerpos irreales. Desde redes sociales hasta publicidad, constantemente recibimos mensajes sobre cómo “deberíamos” vernos. Y si a eso le sumamos:

  • baja autoestima,
  • experiencias de bullying,
  • presión familiar o social,
  • o trastornos psicológicos previos…

…el caldo de cultivo para la disforia corporal está servido.

¿Se puede salir de ahí?

Sí. Pero no es fácil, ni rápido, ni lineal.
Superar la disforia corporal requiere:

  • Terapia especializada, sobre todo cognitivo-conductual.
  • Apoyo multidisciplinario (psicólogos, nutriólogos, psiquiatras).
  • Reconstruir la relación con el cuerpo, desde el autocuidado, no el castigo.
  • Redes de apoyo seguras que ofrezcan contención sin juicios.

Algunas señales de alerta

Si tú o alguien cercano a ti:

  • Habla obsesivamente de su cuerpo o peso.
  • Se mide o se pesa varias veces al día.
  • Se evita en el espejo, o por el contrario, se revisa compulsivamente.
  • Rechaza comer con otros o se aísla en momentos sociales.
  • Tiene cambios drásticos de peso o hábitos alimenticios.

…es momento de buscar ayuda.