Por: Isaías ML

@pistorey

Se aproxima el 28 de diciembre, una fecha que muchos identifican como el Día de los Santos Inocentes, conocida por las bromas y los ingeniosos engaños que se realizan en varios países hispanohablantes. Sin embargo, detrás de esta tradición que despierta risas y sorpresas, se encuentra una historia con raíces profundas en la religión y la historia, que vale la pena explorar para entender por qué celebramos este día y cómo ha evolucionado con el tiempo.

El Día de los Santos Inocentes tiene su origen en un episodio narrado en la Biblia, específicamente en el Evangelio de Mateo. Según el relato, el rey Herodes, al enterarse del nacimiento de Jesús, temió que el “Rey de los judíos” pudiera amenazar su trono. En un intento de eliminar al recién nacido, ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores. Estos pequeños mártires, conocidos como los Santos Inocentes, fueron recordados por la Iglesia Católica como los primeros en dar su vida por Cristo, incluso sin saberlo.

A lo largo de los siglos, esta conmemoración se transformó en una tradición que combina solemnidad y alegría. Mientras que en el ámbito religioso se le rinde homenaje a estos niños inocentes, en el ámbito popular se adoptaron prácticas que dieron un giro humorístico a la fecha. La mezcla entre lo sagrado y lo profano dio lugar a las bromas y las burlas que hoy conocemos, convirtiendo el día en una oportunidad para sorprender a amigos y familiares con ingeniosos engaños.

En España y América Latina, esta fecha tiene particular relevancia. En países como México, Venezuela o Colombia, el Día de los Santos Inocentes es una ocasión para jugar bromas, mientras que se recuerda el famoso refrán que dice: “Inocente palomita que te dejaste engañar”. En algunos lugares, incluso, se acostumbra a “pedir prestado” dinero u objetos con la excusa de la fecha, aunque el regreso de estos bienes no siempre está garantizado, dado el espíritu travieso del día.

Más allá de las bromas y las risas, el Día de los Santos Inocentes nos invita también a reflexionar sobre el contexto histórico que le dio origen. Nos recuerda la fragilidad de la infancia y la importancia de proteger y valorar a quienes representan la inocencia en el mundo. La conmemoración se convierte, así, en una dualidad fascinante: un momento para celebrar con ligereza y al mismo tiempo recordar una tragedia que marcó la historia religiosa.

Este 28 de diciembre, al participar en las tradiciones que acompañan esta fecha, es importante no perder de vista el equilibrio entre el humor y el respeto. Mientras nos divertimos con bromas y ocurrencias, también podemos tomarnos un instante para conectar con los aspectos más profundos y reflexivos de este día.

Así, el Día de los Santos Inocentes se presenta como una oportunidad única para unir el pasado con el presente, la risa con el recuerdo y la tradición con la creatividad.