Vivimos en un mundo hiperconectado, donde todo se comparte, se compara y se mide en likes. Y aunque eso puede sonar emocionante, también ha traído algo que no se ve a simple vista: ansiedad. Muchos jóvenes hoy se sienten constantemente presionados, cansados mentalmente o simplemente “abrumados” sin entender muy bien por qué.
Redes sociales: el doble filo
Las redes pueden ser una fuente de inspiración, pero también de comparación. Ver vidas “perfectas”, cuerpos “ideales” o logros ajenos todo el tiempo puede hacerte sentir que no estás haciendo suficiente, aunque eso no sea verdad. Eso genera ansiedad silenciosa, de esa que se siente en el pecho sin saber por qué.
Siempre disponibles, nunca desconectados
Antes, llegar a casa era desconectarte. Hoy, los mensajes, notificaciones y pendientes te siguen a donde vayas. Esa sensación de “estar siempre disponible” puede generar estrés constante, incluso si no estás haciendo nada urgente.
Más abiertos, pero aún con miedo
Lo bueno es que esta generación ha empezado a hablar más de su salud mental: hay más terapia, más apoyo y más conciencia. Pero también hay miedo a parecer “débil”, a no rendir o a decepcionar. Eso hace que muchos vivan con ansiedad sin pedir ayuda.
¿Qué puedes hacer?
Reconoce lo que sientes: no estás exagerando. La ansiedad es real.
Pon límites digitales: desconéctate a ciertas horas, y no pasa nada.
Busca ayuda si lo necesitas: no esperes a que todo esté “muy mal” para hacerlo.
Habla con alguien: no estás solo/a. Seguro hay alguien más sintiendo algo similar.
En resumen…
¿Somos la generación más ansiosa? Tal vez sí. Pero también somos la más consciente de ello. Y eso es una gran ventaja, porque hablar del tema ya es parte de la solución.
Por : Andy I.