Ya son varios años consecutivos en los que estamos sufriendo los estragos del cambio climático, si bien tenemos las estaciones del año, cada vez se desfasan más en el tiempo y es muy impreciso predecir el clima o determinar las fechas en las que se supone que debería hacer frío o calor.
Una de las bellas cualidades de la CDMX es que podemos tener todas las estaciones del año en un solo día: en la mañana puede hacer un frío congelante que obliga salir con gorro y bufanda; al mediodía, el calor puede derretir a cualquiera y; por la tarde-noche, inclusive puede llover, al punto de inundar algunas partes de la ciudad o soplar vientos muy intensos.
Todas estas características son particulares por la zona geográfica en la que nos encontramos ubicados, pero también se ha marcado una fuerte influencia por el cambio climático y el daño que le estamos haciendo a nuestro planeta con la contaminación ambiental.
Alerta por el florecimiento temprano de las jacarandas en la CDMX
Hace unas semanas se dio la noticia de que en enero de 2024 comenzaron a florecer los árboles de jacarandas en la Ciudad de México, un fenómeno que alarmó tanto a la comunidad especializada en el clima como a cualquier ciudadano, ya que a pesar de ser un árbol muy bonito y con bastante significado para nosotros, es muy inusual que tenga presencia en esta temporada.
Según algunos especialistas, una de las razones podría ser un desbalance ambiental por el aumento en las temperaturas. Aunque también se debe a un adelanto gradual en el florecimiento de algunas especies de árboles en todo el mundo.
Ahora bien, existen otros comportamientos del cual dependen, por ejemplo, el lugar, las especies o las temporadas de las jacarandas, pero es innegable que hay una alteración y que es un indicio importante que puede anticipar altas temperaturas en los próximos meses y un comportamiento inestable en las lluvias que se presentaran el la CDMX.
Por ello, debemos de hacer conciencia y tomar acciones preventivas contra el cambio climático, lo podemos hacer desde pequeños cambios en la vida cotidiana como cuidar el agua, la electricidad, optar por caminar más o implementar el uso de la bicicleta para evitar el uso de los automóviles. Y, si es posible, ingerir alimentos orgánicos que no tengan una producción tan elaborada como frutas y verduras.
Todos estos pequeños cambios suman y pueden contribuir al cuidado del planeta para que nuestra calidad de vida sea mejor.