Por: Majo Juárez
@_majojuarez_
Trump ha llegado al poder, y queramos o no, la situación migratoria de los mexicanos en Estados Unidos ha tomado un giro dramático. Miles de familias migrantes se están viendo forzadas a regresar a México. Incluso niños y jóvenes tienen miedo de ir a la escuela por enfrentarse a esta situación. Imagínate dejar tu casa, tus amigos, tu vida y empezar de nuevo. En este contexto, me surge la pregunta ¿Qué pasa con su educación? ¿Cómo te adaptas a las grandes diferencias educativas entre dos países? ¿Existen recursos suficientes para esta integración educativa?
¿A qué se enfrentan?
No solo es enfrentar todos los obstáculos a nivel emocional, muchos de estos niños han crecido hablando inglés, y a pesar de que tienen un dominio del español, es limitado. Este es uno de los mayores desafíos, la barrera lingüística. Además, si cambiar de escuela representa un reto, imagina enfrentar la diferencia cultural y educativa en cuanto a los métodos de enseñanza y evaluación. Esto, sin agregar los problemas de registros, reincorporación y trámites.
¿Qué está haciendo México?
Dentro de las medidas que el país ha tomado, aseguran que el sistema educativo mexicano está preparado para recibir a estos estudiantes de manera inmediata, sin importar su nivel educativo o su dominio del idioma español. Además mencionaron que la falta de espacio en las escuelas no será un obstáculo para recibir a los niños deportados.
Preguntas
El problema existe, México ha dado su respuesta, sin embargo, me surgen preguntas ¿realmente está preparado el sistema educativo para enfrentar el volumen de estudiantes que podrían regresar? ¿Hasta qué punto el sistema puede adaptarse a las necesidades de estos niños sin generar desigualdades?