Año y medio después del inicio de la pandemia, y en pleno repunte de casos, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud sonríe y se pavonea triunfalista y orgulloso.
Un grupo de mujeres le dicen #AdiosGatell con flores, mariachis y hasta un pastel a la salida de la última conferencia vespertina por #Covid_19
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— envoz mx (@envozmx) June 13, 2021
Aunque la realidad cuenta una historia muy diferente: México acumula 2.6 millones de contagios y más de 240 mil fallecidos.
¿Cómo empezó todo?
Hugo López-Gatell Ramírez saltó a la fama en enero del año pasado. Si bien había adquirido notoriedad al encabezar los cambios en el etiquetado de los alimentos y en el sistema de compras de medicamentos, lo cierto es que fue la pandemia lo que lo puso en los reflectores.
Todo el mundo quería saber quien era el funcionario que contaba con la gran confianza del presidente para cumplir tan importante encomienda: sacar adelante a México en una de las más graves crisis de salud que, como humanidad, hemos enfrentado.
De funcionario a rockstar
López-Gatell es médico cirujano, egresado de la UNAM, especialista en medicina interna, maestro en Ciencias Médicas y doctor en Epidemiología. En el extranjero se formó en universidades como el Bloomberg School of Public Health y la Johns Hopkins University. Cuenta con casi 30 años de experiencia en investigación epidemiológica, además de que ocupó diversos cargos en el sector salud durante los tres últimos gobiernos.
Periodistas que han indagado en su pasado consignan que cuando trabajó en el Instituto Nacional de Nutrición le pusieron de apodo “el Fugo”, porque priorizaba andar en la grilla que sacar la chamba.
Quizá una de sus etapas profesionales que más han generado curiosidad fue su actividad durante la crisis de la influenza H1N1 en 2009. El entonces Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mauricio Hernández, y Hugo López-Gatell, quien en esa época se desempeñó como Director General Adjunto de Epidemiología, tuvieron la responsabilidad de montar un laboratorio para hacer pruebas masivas y elaborar la estadística de contagios y muertes. Las crónicas señalan que, en ambas pruebas, reprobaron.
La doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie señala en su libro “Un daño irreparable”, que “nadie del gabinete de López Obrador pidió referencias a quienes, durante el gobierno de Felipe Calderón, tuvieron que corregir los errores grotescos que cometió López-Gatell durante la epidemia de influenza en 2009. Como Director General Adjunto de Epidemiología, cargo que ocupó en la Secretaría de Salud entre 2008 y abril de 2012 (…) fue congelado y apartado por ‘enredar’ una y otra vez los números de la nueva cepa de influenza”.
Lanzamiento virtual de “Un daño irreparable. La criminal gestión de la pandemia en México” https://t.co/A1Pq0L1IKF
— Laurie Ann Ximénez-Fyvie (@lximenezfyvie) February 24, 2021
Epidemia culposa: ¿por qué en otros países sí y acá no?
Quienes lo defienden, insisten en que López-Gatell ha hecho todo lo que ha podido con los recursos a su alcance, considerando las enormes carencias de un sistema de salud quebrado y de un país que desde hace años ocupa los primeros lugares en obesidad y diabetes.
Al principio, convenció de que su conocimiento, sumado a sus dotes de comunicador, lo hacían idóneo para el puesto, pero muy pronto mostró su verdadera cara al comprometer su formación y experiencia con tal de tener contento al primer mandatario. Se olvidó de ser científico y se convirtió en un político y consejero, en opinión de muchos, irresponsable y barbero en exceso. Los apodos no se hicieron esperar: Gato de YSQ, Guapell, Chimoltrufio y Dr. Muerte entre los más famosos.
Nadie estaba preparado para una pandemia. Pero ello no significa que no hubiera leyes que seguir, o responsabilidades qué asumir.
En todo el mundo se han repetido las historias de ira, dolor e impotencia. Familiares de víctimas del COVID-19 han promovido investigaciones públicas e independientes que permitan concluir si hubo negligencia en la gestión y atención de la pandemia por parte de los funcionarios responsables. En Reino Unido, Italia, España, Brasil y Estados Unidos, por citar algunos, se han iniciado diversos procesos para esclarecer por qué ha habido tantos errores y, si de haberse evitado, se hubieran salvado vidas.
Mientras tanto, en medio de un repunte de casos, causado por la precipitada decisión de haber cambiado a semáforo verde en plena jornada electoral, el rostro del combate a la pandemia se despidió de sus tradicionales conferencias vespertinas con pasteles, flores y mariachis.
La irresponsabilidad y la negligencia: un breve recuento
Sin pretender ser exhaustivos, enlistamos los principales errores en los que coinciden los expertos y los actores políticos:
- Subestimar al virus: al inicio dijo que el coronavirus era una enfermedad de corta duración, y que no ameritaba ser considerada una emergencia. Tampoco se dimensionó la magnitud de la pandemia: Todos recordamos su declaración de que llegar a los 60.000 muertos sería “un escenario muy catastrófico”.
- Respuesta tardía: La primera sesión del Consejo de Salubridad General fue 20 días después del primer contagio detectado en México. Tampoco se establecieron medidas estrictas para aislar a pacientes o sus contactos, ni para hacer efectivo el confinamiento social. Recordemos el famoso concierto de Vive Latino. No hubo suspensión ni restricción de vuelos o alguna medida de seguimiento para los viajeros que llegaban o salían del país.
- Ocultamiento de casos: Al menos dos semanas antes de que se hicieran oficiales los primeros casos, se había recibido información en varios estados sobre cuadros de neumonía atípica, lo que era raro en plena primavera.
- Maquillaje de cifras de fallecidos: Diversos actores políticos, así como The New York Times, acusaron al Gobierno Federal de manipular datos con el fin de evitar que el Semáforo Alerta Covid-19, pasara a color rojo en la Ciudad de México. También hubo subregistro de muertes al establecer en las actas de defunción otras causas como neumonías atípicas.
- Austeridad suicida: no invertir en pruebas, siendo que fue la primera recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Error en el uso del Modelo Centinela, el cual no estaba diseñado para estimar la prevalencia de un nuevo virus.
- Defender las giras y salidas del presidente porque se trataba de “una fuerza moral, no de contagio”.
- Campaña contra el uso del cubrebocas, con tal de no contradecir a su jefe, bajo el argumento de que proporciona una “falsa sensación de seguridad” y de que había poca evidencia científica sobre la utilidad de su uso.
- No consideró detener la pandemia, sino que su prioridad fue que no se saturaran los hospitales.
- Falta de equipamiento oportuno a los hospitales, así como apoyos a las y los profesionales de la salud.
- Fallas en la comunicación. Lejos de ayudar sus conferencias vespertinas se convirtieron en un espacio continuo de desinformación y contradicciones.
- Plan de vacunación ineficiente y poco transparente.
- No incorporar los avances científicos y de investigación de otras partes del mundo a la estrategia.
- Compra compulsiva de ventiladores sin que hubiera médicos que los pudieran operar.
- Su absoluta frivolidad lo hicieron un pésimo ejemplo. Sus vacaciones, su salida a caminar al parque sin cubrebocas, cuando era positivo al virus y el tiempo que dedicó a su lucimiento personal, por ejemplo, al participar en una lectura de poesía, cuando debía concentrar sus esfuerzos en el combate de la pandemia.
Gatell ante la justicia
Las consecuencias de la negligencia no pueden quedar impunes. Y por ello la actuación de López-Gatell ya está siendo investigada por las autoridades.
Familiares de víctimas del COVID-19, presentaron el año pasado una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) en contra de López-Gatell, por los delitos de homicidio y ejercicio ilícito de funciones.
Por su parte, senadores del Partido Acción Nacional también acudieron ante la Fiscalía, a fin de presentar denuncia por las acciones, omisiones y negligencias en la atención y manejo de la pandemia originada por el COVID-19 y que sean constitutivos de delitos federales.
También el año pasado, el senador Clemente Castañeda y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, se fueron por la vía de responsabilidades administrativas, al presentar una denuncia ante la Secretaría de la Función Pública por el incumplimiento de sus funciones.
Este año, el diputado local del PAN, Federico Döring Casar, lo denunció ante la Fiscalía General de Justicia (FGJ) capitalina “por delitos contra la salud pública y claro atentado hacia la humanidad”, debido a sus paseos por cuando aún estaba enfermo del Covid-19 y sin cubrebocas.
Por su parte, en el ámbito legislativo, el Grupo Parlamentario del PRD presentó un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente a fin de crear un grupo de trabajo que investigue la actuación de López-Gatell.
¿Cuántas de estas acciones prosperarán con un Fiscal que no es autónomo y una mayoría parlamentaria de su partido?
¿Y si le aplicamos la pregunta de la consulta a ex presidentes?
Las conferencias vespertinas que catapultaron su notoriedad terminaron pero ahora que el Presidente de la República ha pedido a los medios de comunicación que dediquen espacios a la consulta para enjuiciar a los ex presidentes, acá en envozmx proponemos que, el propio texto de la consulta también se puede aplicar a López-Gatell:
¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal,
para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?.
Hoy concluimos el ciclo de conferencias vespertinas. Seguiremos trabajando por el bien de México, monitoreando y respondiendo al desarrollo de la epidemia de #COVID19, que va a la baja pero no se ha terminado. Agradezco la solidaridad y colaboración del pueblo de México. pic.twitter.com/xssLQmBVOR
— Hugo López-Gatell Ramírez (@HLGatell) June 12, 2021
Por supuesto, que la respuesta es SÍ. Con pleno apego a la ley, es URGENTE hacer una investigación de fondo que nos permita tener información sobre cómo fue el proceso de toma de decisiones que nos ha costado tanto dolor como país. Todos buscamos justicia para las más de 240 mil personas y sus familias, que ante la irreparable pérdida de un ser querido, merecen saber la verdad.
No hay evidencia para construirle una super secretaría ni enviarlo premiado a dirigir el IMSS o el ISSSTE como corren las versiones. Al igual que cualquier funcionario público, Hugo López Gatell está obligado a rendir cuentas. La pandemia sigue y la falta de respuestas cada día nos sigue costando vidas.