El marketing digital no es cosa de improvisados. Aunque a veces parezca que las mejores campañas surgen de la nada, la realidad es que detrás de cada post viral y cada hashtag exitoso, hay horas (¡y horas!) de planeación estratégica. 

Especialmente cuando se trata de temporalidades como el Pride, donde conectar con autenticidad y creatividad es fundamental.

El calendario es tu mejor amigo

Una estrategia efectiva no empieza el 1 de junio. Lo ideal es comenzar al menos 3 meses antes: investigar, definir objetivos, diseñar contenidos, afinar mensajes y coordinar colaboraciones.

¿Quieres hacer una campaña con influencers queer? ¿Tienes productos edición especial? ¿Estás pensando en un evento físico o digital? Todo eso requiere tiempo, logística y sobre todo, respeto. Porque en campañas como Pride, la falta de preparación se nota… y se critica.

No es solo subirse al tren, es saber conducirlo

Planear con tiempo permite que tu marca hable desde el propósito, no desde la urgencia. Las audiencias actuales no buscan marcas que solo cambien su logo a colores del arcoíris. Quieren compromiso real, narrativas potentes y acciones concretas. Y eso, querido marketer, no se hace en una tarde con Canva.

El algoritmo no perdona al flojo

En digital, la competencia es feroz. Quien llega primero, impacta más. Si programas tu contenido con tiempo, puedes testear formatos, usar campañas pagadas con cabeza fría, y hasta medir el impacto en tiempo real. Pero si esperas al último momento… bueno, el algoritmo y tus resultados te lo harán saber.

La estrategia no es opcional, es obligatoria (y divertida)

El marketing digital es una fiesta, pero no puedes llegar sin invitación y esperar que todo salga bien. Planea con cabeza, corazón y calendario en mano. 

Que cuando llegue el Pride (o cualquier otra temporalidad), tu marca ya esté lista para brillar con luz propia y no solo con filtros de colores.

¿Y tú, qué piensas?

Karina González