Por: Isaías ML

@Pistorey

El home office se convirtió en una modalidad de trabajo habitual tras la pandemia, modificando los hábitos de millones de empleados en todo el mundo. Si bien esta flexibilidad trajo múltiples beneficios, como la reducción de tiempos de traslado y una mejor conciliación entre la vida personal y laboral, también generó retos importantes en la forma en que nos relacionamos y trabajamos en equipo.

Uno de los cambios más notorios ha sido la resistencia de muchos trabajadores a prender la cámara durante reuniones virtuales, incluso en horario laboral. Aunque puede parecer un detalle menor, esta práctica tiene un impacto significativo en la comunicación, la productividad y la cultura organizacional.

¿Por qué a muchos no les gusta encender la cámara en reuniones virtuales?

Después de la pandemia, se ha vuelto común que algunas personas apaguen su cámara durante videollamadas de trabajo. Entre las razones más frecuentes para evitar el video están:

  • Falta de privacidad.  Muchos trabajadores no cuentan con un espacio adecuado en casa y prefieren no mostrar su entorno.
  • Despreocupación por la imagen personal. No tener que vestirse formalmente o arreglarse como en la oficina ha generado hábitos más relajados.
  • Ansiedad o incomodidad. A algunas personas les resulta incómodo verse en la pantalla o sienten que estar en video aumenta la presión durante las reuniones.
  • Distracción o multitarea. Algunos empleados apagan la cámara para hacer otras actividades en paralelo sin ser observados.

Si bien cada una de estas razones puede parecer válida desde el punto de vista individual, la realidad es que mantener la cámara apagada tiene efectos negativos tanto para los trabajadores como para las empresas.

Consecuencias de no prender la cámara en reuniones de trabajo

Menor generación de vínculos entre los empleados. El trabajo remoto ya implica una menor interacción social en comparación con el modelo presencial. Si además no se enciende la cámara, la comunicación se vuelve aún más impersonal, afectando la conexión entre los miembros del equipo. La falta de contacto visual reduce la empatía y la confianza, elementos esenciales para un buen ambiente laboral.

Dificultad para interpretar emociones y lenguaje corporal. La comunicación no verbal es clave para entender mejor lo que alguien quiere transmitir. Sin video, es más difícil captar gestos, expresiones faciales o actitudes que pueden dar pistas sobre el estado de ánimo y la disposición de los colaboradores.

Menos compromiso y control en el trabajo. Las reuniones con cámaras apagadas pueden generar la percepción de desconexión y baja participación. Para los líderes, resulta más difícil evaluar si su equipo está realmente involucrado o si solo está presente de manera pasiva. En algunos casos, esto se traduce en menor productividad y menos responsabilidad sobre las tareas.

Pérdida de identidad corporativa. Cuando los empleados no se ven entre sí de manera frecuente, la cultura organizacional se debilita. El sentido de pertenencia y la identidad de la empresa pueden erosionarse, haciendo que los trabajadores se sientan más distantes y menos comprometidos con los valores y objetivos del negocio.

¿Por qué algunas empresas están regresando a la oficina?

Ante estos desafíos, muchas empresas han comenzado a reconsiderar sus modelos de trabajo remoto. Aunque el home office ofrece múltiples ventajas, la falta de interacción visual y social puede afectar la productividad y el trabajo en equipo.

Por ello, algunas organizaciones están optando por modelos híbridos o incluso el regreso total a las oficinas, con el objetivo de fortalecer la colaboración, mejorar la comunicación y reforzar el compromiso de los empleados con la empresa.

El home office seguirá siendo una parte importante del mundo laboral, pero es fundamental encontrar un equilibrio entre flexibilidad y conexión humana. Prender la cámara en reuniones no solo es una cuestión de protocolo, sino una herramienta clave para mejorar la comunicación, fortalecer equipos y mantener la identidad organizacional.

Si bien cada empresa tiene su propia estrategia, es evidente que la interacción visual sigue siendo un elemento crucial para el éxito del trabajo en equipo. Quizá por eso, muchas compañías están regresando a la oficina, buscando recuperar lo que se perdió con el home office: la conexión real entre las personas.